lunes, 14 de septiembre de 2009

María Manuela Troncoso y Lira, soldado del rey de España


Hoy me he vuelto a encontrar con ella, hacía mucho que no sabía nada de María Manuela, desde que topé con una referencia a su persona en la "Gaceta de Madrid", con su expediente en el Archivo Militar de Segovia y desde que la incluí en la galería de personajes de mi libro Ciudad Rodrigo 1810. El Desafío de Herrasti. Y hoy me la encuentro en el depósito de prisioneros de Charleville (Francia), un 5 de septiembre de 1811, actuando junto a su marido como padrinos en el bautizo del hijo de otra pareja de prisioneros españoles.

"En el día 5 de Septiembre de 1811, Yo el infraescripto Sacerdote Vicario de la Parroquia de San Remigio de Charleville, Bautizé a una Niña, hija legítima de Josef Toro, Prisionero Español, natural de Sevilla en España, y de Teresa Alamo, natural de Ciudad Rodrigo, también en España, sus padres, a la qual se pusieron los nombres de María Bernardina. Fueron Padrinos Bernardo Miravalles y Madrina María Manuela Troncoso que firmaron conmigo: Bernardo Miravalles = María Manuela Troncoso = Josef Toro = Daureux Vicario. Está fiel y legalmente sacada de la copia que de Orden del Sr. Gobernador de este Obispado me presentó Josef Toro Padre de la Bautizada. Bogajo, Diciembre 24 de 1814 Fray Fernando Bajo, Teniente Ecónomo"

Partida de Bautismo extraída de http://lazarzapumareda.blogspot.com/search?q=troncoso

La “Gaceta de Madrid” del sábado 18 de noviembre de 1815 da cuenta de un personaje que participó activamente en la defensa de Ciudad Rodrigo. Se trata de una persona humilde, una mujer que ha de figurar en un lugar de honor en la tragedia del asedio de Ciudad Rodrigo, ya que, desgraciadamente, a veces parece que la historia de las guerras napoleónicas ha sido forjada solamente por hombres, olvidando el sacrificio y los sufrimientos de miles de mujeres que acompañaron a los ejércitos en campaña. Estas mujeres desarrollaron principalmente la labor de cantineras o lavanderas pero, en el caso de Manuela Troncoso y Lira, también el de combatientes, sufriendo el mismo destino que los hombres.

Merece la pena reproducir en su integridad el artículo publicado en la "Gaceta de Madrid":

ARTICULO DE OFICIO

Doña Manuela Troncoso y Lira, muger de Bernardo Miravalle, sargento primero del Regimiento Provincial de Segovia, hallándose con su marido el año de 1810 en la plaza de Ciudad Rodrigo, se presentó á su gobernador D. Andres de Errasti á solicitar un fusil para coadyuvar á la defensa de dicha plaza; y con efecto, habiendo condescendido el gobernador con sus deseos, concurrió vestida y armada como otro cualquier soldado á la muralla é hizo durante todo el sitio de la referida plaza el servicio de tal, sufriendo con el mayor valor y constancia las mismas fatigas y riesgos que la demas tropa de su regimiento, siguiendo despues de la rendición de la plaza la suerte de prisionera de guerra á Francia en compañía de su marido. Enterado el Rey nuestro Señor de la heroica conducta y extraordinarios servicios de esta valiente española, se ha dignado concederla el sueldo y racion de pan correspondiente á la clase de sargento segundo, mandando al mismo tiempo se publique en la gaceta para su satisfacción.

Además de este artículo, contamos con el expediente personal de Manuela Troncoso, que se halla en el Archivo Histórico Militar de Segovia, y que nos permite reconstruir, en parte, la biografía de tan intrépida mujer.

Gallega nacida en Tuy (Pontevedra), Manuela se casó con Domingo Álvarez, con el que tuvo un hijo de nombre Manuel. Cuando se quedó viuda y sin recursos, se lanzó a los caminos con su hijo y en el año 1809 trabajaba probablemente como cantinera o lavandera en un regimiento de infantería español. Terminó siguiendo al Regimiento Provincial de Segovia, unidad que se incorporó a la guarnición de Ciudad Rodrigo en febrero de 1810.

El 12 de junio de 1810, Manuela se casó en Ciudad Rodrigo con Bernardo Miravalle, sargento primero del Provincial de Segovia, poco después de que su hijo Manuel, que por entonces contaba con diez años, se integrara en ese mismo regimiento como Tambor.

Con un marido y un hijo participando en la defensa de la plaza, Manuela no se lo debió pensar dos veces y se presentó al gobernador Herrasti para que le permitiera tomar las armas y correr el mismo destino que cualquier otro soldado de la guarnición. La petición le fue concedida y, vestida y armada como un soldado, prestó los servicios que se le encomendaron, por lo que se le asignó la ración y la prestación correspondiente.

Tras la capitulación de la plaza, el 10 de julio de 1810, fue hecha prisionera de guerra y conducida a Francia junto con su marido y su hijo, permaneciendo en ese país hasta el año 1814, en el que la firma de la paz les permitió regresar a España.

El 29 de abril de 1815, Manuela Troncoso solicitó del rey que se le confirmase la prestación y ración que le asignó el gobernador Herrasti. Esta solicitud iba acompañada de un informe del mismo Pérez de Herrasti y de otro del Marqués de Quintanar. El veredicto del funcionario de turno fue positivo y la petición llegó hasta el rey, que accedió a la concesión del sueldo y la ración de pan correspondientes a la clase de sargento segundo por haberse portado «con el mayor valor y bizarría al lado de su marido en todos los puntos a que fue destinado el expresado cuerpo hasta la rendición de dicha plaza...»

1 comentario:

  1. Gran historia de una mujer casi olvidada y devuelta a la vida...
    ¡Enhorabuena y gracias!

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