lunes, 28 de septiembre de 2009

The Bloody Eleventh


El primer batallón del regimiento británico 11th (North Devonshire) Foot combatió en la batalla de Salamanca formando parte de la Brigada Hulse de la 6ª División, al mando del general Clinton.

Precisamente fue en Salamanca donde el regimiento se ganó el apodo de "the Bloody Eleventh" (el Undécimo Sangriento), dado el elevado número de bajas que sufrió al rechazar, en primera instancia, el contaataque de la División de Clausel entre los dos Arapiles y luego al atacar a la División de Ferey, que, en la última acción francesa en la batalla, se posicionó en las alturas de El Sierro para defender la retirada de sus compañeros derrotados.

El 1/11th contaba con 31 oficiales y 485 suboficiales y soldados, sumando una fuerza de 516 hombres. Tuvo 1 oficial muerto y 15 heridos. Entre los suboficiales y los soldados, 44 resultaron muertos y 281 heridos. Es decir, que el batallón sufrió 341 bajas de entre 485 hombres, lo que se puede traducir en un 66,1% de bajas.

Durante los combates una bala de cañón decapitó a los dos sargentos que portaban las banderas del batallón y a un negro que hacía sonar los cimbales acompañando la marcha de los soldados. El batallón capturó una bandera de color verde durante la lucha, probablemente perteneciente a un regimiento extranjero sirviendo con los franceses. También se hizo con una batería de cañones tras alcanzar la cima de El Sierro.

Al teniente coronel Cuyler se ganó una medalla por su valor, mientras que al regimiento se le concedía el honor de batalla "Salamanca", el primero que conseguía en lo que iba de guerra.

Curiosamente, el 1/61st, que formaba parte de la misma brigada que el 1/11th, tuvo un 67% de bajas pero no recibió un apodo por ello.

Obviamente, los batallones 1/61st y 1/11th fueron los que mayores pérdidas sufrieron en la Batalla de Los Arapiles o de Salamanca entre las filas de los aliados.

En la imagen adjunta: botón de oficial del 11th Regiment of Foot.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Los cuadros de Alba de Tormes


Como parece que a mi amigo Rafa Pardo no le hace mucha gracia esto de que cante las hazañas británicas, estoy encantado de poder ofrecerle una entrada de hazañas españolas escribiendo sobre el poema titulado "A los valientes guerreros del Ejército de la Izquierda, a su magnánimo y sabio general el excelentísimo señor don Gabriel de Mendizábal en la memorable acción de Alba de Tormes de 28 de noviembre de 1809", publicado en 1816 y obra de Ramón Noboa, un joven teniente del Regimiento de Infantería Ligera Monforte que estuvo en uno de los cuadros con los que la infantería española se defendió bravamente de las cargas de la caballería francesa en la Batalla de Alba de Tormes.

El poema lo podéis descargar en un archivo PDF a través del siguiente enlace:

http://dl.dropbox.com/u/848435/Historia/poemadelabatalladealba.pdf

Bueno, en realidad esto no os lo voy a contar yo, sino otro buen amigo, Arsenio García Fuertes, que hace un tiempo escribió un artículo titulado "Un Poema Épico de la Guerra de la Independencia: los Cuadros de Alba de Tormes", que os podéis bajar en un archivo PDF en el siguiente enlace:

http://dialnet.unirioja.es/servlet/extaut?codigo=1803064

Es el sexto artículo de la lista, y no debéis dejar de echarle un vistazo al resto, ya que Arsenio es una de las personas que más se ha trabajado por documentar los esfuerzos del ejército español durante la Guerra de la Independencia y es además un historiador serio, profesional y ameno en todos sus trabajos.

martes, 22 de septiembre de 2009

François Ganivet Desgraviers-Berthelot

Esta entrada está dedicada a José Marcos, porque estoy seguro que esta historia le va a fascinar y porque quiero mostrarle mi agradecimiento por las cosas interesantes que él me ha contado a mí.

El general François Ganivet Desgraviers-Berthelot, nacido el 14 de febrero de 1768 en Montboyer (Francia), estaba al mando de una de las dos brigadas de infantería que conformaban la 1ª División (general Maximilien Sébastien Foy) del ejército francés que combatió en Salamanca el 22 de julio de 1812. La Brigada Desgraviers-Berthelot contaba con los regimientos 76º y 39º de infantería de línea, con dos batallones cada uno. El 76º tenía una fuerza de 56 oficiales y 1.351 suboficiales y soldados y el 39º tenía 49 oficiales y 918 suboficiales y soldados. Por la bibliografía sabía que el general Desgraviers-Berthelot fue herido gravemente al anochecer del 22 de julio, cuando los franceses se retiraban hacia el río Tormes, tras haber sido derrotados estrepitosamente en Los Arapiles. Hace un par de años, y gracias a los archivos parroquiales, pude averiguar que el general fue traído a Salamanca y que recibió cuidados en casa de un tal Salvador Roges, donde falleció el 26 de julio. Fue enterrado en la parroquia de San Isidoro y San Pelayo de Salamanca, que hoy en día es una aulario de la Universidad que se encuentra entre las calles de Francisco Vitoria y de Los Libreros, al lado de la Clerecía. Aunque la brigada Desgraviers-Berthelot no sufrió demasiado en la batalla de Los Arapiles, ya que estuvo posicionada en los altos de Calvarrasa de Arriba, donde los combates se limitaron a meras escaramuzas de infantería ligera, lo cierto es que en las horas posteriores al final de la batalla esta unidad iba a sufrir dos duros golpes: la muerte de su general y la completa pérdida de uno de sus batallones, del regimiento 76º, que sufrió la carga de un escuadrón del 1º de Dragones de la Legión Alemana del Rey en Garcihernández, tal y como os he contado en una entrada de ayer mismo. 

Aquí os dejo la partida de defunción de ese general francés que acabó dando con sus huesos en Salamanca: "En Salamanca, Iglesia de San Isidoro y San Pelaio, murió en el día veintiseis de Julio de 1812, un Señor General de Brigada que dijeron titularse Mr. de Grabié, en la casa de D. Salvador Roges y fue sepultado en esta Iglesia por orden los Señores Gobernador eclesiástico y corregidor de esta ciudad, fue ejecutiva su muerte por las heridas que en la Batalla que hubo en el campo de esta dicha ciudad recibió y no se practicó, ni mandado hacer más diligencias con su cadáver; lo que anota aquí para que conste, por lo que fuese necesario y firmo ut supra. D. Josef de Bustamante, Párroco." Libro de Difuntos de la Iglesia de San Isidoro y San Pelayo (Salamanca), Archivo Episcopal de la Diócesis de Salamanca 417/10. 

No deja de ser curioso que el general John Gaspard Le Marchant, británico y, por lo tanto, aliado de los españoles, tuviera que ser enterrado en el campo de batalla de Los Arapiles, mientras que un general francés encontraba sepultura en una iglesia de Salamanca. Pero es que, amigos, en ese tiempo, la religión primaba más que el bando, me temo. Desgraviers-Berthelot sería enemigo, pero católico, mientras que Le Marchant, aliado, no dejaba de ser un hereje presbiteriano.  Como tantas cosas relacionadas con la francesada en Salamanca, lo acontecido durante la agonía y la muerte del general Desgraviers Berthelot seguirá guardado, posiblemente para siempre, en la carpeta de los misterios. En la foto que acompaña esta entrada podéis ver la fachada de la antigua inglesia de San Isidoro y San Pelayo, antigua facultad de Derecho y hoy en día un simple aulario de la Universidad.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Más sobre el óleo de la carga de Garcihernández


Puedo deciros que el cuadro de la carga de Garcihernández cuyo autor es Adolf Northen se conserva en la Niedersächsische Landesgalerie en Hannover. No me di cuenta, pero realidad sí había visto el cuadro antes del sábado pasado, porque hoy he consultado mi biblioteca y he visto que está reproducido en la página 38 del volumen de Osprey The King's German Legion (I) 1803-1812, cuyo autor es Mike Chappell. Voy a intentar que me manden desde el museo una imagen del lienzo en color, puesto que en el libro de Osprey está reproducido en blanco y negro y además cortado entre dos páginas. Ya os daré noticias a ver qué consigo.

Por otro lado, se ha dado la casualidad de que Diego, de Lerma, me ha pedido información al respecto de la uniformidad de los Dragones de la KGL, así que acompaño esta entrada con una lámina de ese libro de Osprey que representa a un soldado y a un cabo de esa tropa en el año 1812.

¿Qué era la King's German Legion?






















La presencia alemana en la batalla de Salamanca y en la acción de Garcihernández se explica por un hecho lejano en el tiempo. En 1803, Hannover fue invadido por los franceses, y muchos de los miembros de sus ejército se exiliaron a Gran Bretaña para formar una unidad al servicio del rey inglés, Jorge III, que además era la cabeza de la casa de Hannover, y poder así continuar su lucha contra Napoleón. Este es el origen de lo que se terminó convirtiendo en un ejército en miniatura que se denominaría King’s German Legion (Legión Alemana del Rey), cuyas unidades de caballería pesada entrarían a formar parte de la leyenda de las guerras napoleónicas tras la carga que se produjo en Garcihernández el 23 de julio, cuando los Dragones de la KGL alcanzaban a la infantería francesa en retirada.

Otra formación de origen alemán que combatió bajo el mando de Wellington fue el llamado Brunswick Oels Corps, también conocida por el título de Black Legion debido al color negruzco de sus uniformes. La familia real de Brunswick tenía parentesco con la familia real británica y, por ello, tropas procedentes de este ducado alemán habían formado parte del contingente extranjero del ejército británico desde hacía años. El duque Friedrich Wilhelm (1771-1815), sobrino de Jorge III, que había perdido Brunswick tras la invasión napoleónica, formó en 1809 la Legión de Brunswick, la cual puso al servicio de Austria. Una vez que Austria fue derrotada ese mismo año, el duque marchó a Westfalia donde, al no encontrar los ánimos dispuestos para un levantamiento contra Napoleón, se abrió paso hacia la costa. Allí fue evacuado por una flota británica para ponerse finalmente al servicio de su tío.

En la lámina de la izquierda se representa a un soldado de infantería de línea (casaca roja), un soldado de infantería ligera (casaca verde) y un jinete del 3º de Húsares, todos ellos de la Legión Alemana del Rey.

En la lámina de la derecha podéis ver un Dragón de la KGL.

La carga de la King's German Legion en Garcihernández




El 23 de julio de 1812, las tropas francesas derrotadas en los campos de Los Arapiles se retiraban por Alba de Tormes en dirección hacia Peñaranda. A pocos kilómetros de Alba, a las afueras de la población de Garcihernández, los Dragones de la King's German Legion alcanzaron a los regimientos franceses que iban en retaguardia. La infantería francesa formó en cuadros para protegerse de la caballería, pero una montura desbocada, al haber sido derribado su jinete, chocó contra uno de los cuadros, con lo que se abrió una brecha en el mismo por la que pudieron penetrar los jinetes alemanes. Los infantes franceses terminaron desbandados y se convirtieron en presa fácil para una tropa montada. Este episodio fue una de las raras ocasiones en las que la caballería lograba romper un cuadro de infantería. Cien años después, en la primera guerra mundial, algunas unidades de caballería alemanas, herederas de la que combatió en la guerra peninsular bajo bandera británica, llevaban grabado en sus cascos el "honor de batalla" de “Garcihernández”. Fue éste un hecho de armas que llevó el nombre de un pequeño pueblo salmantino desde los diarios de los soldados de la época napoleónica a las trincheras de la primera guerra mundial. Pero no solo esto, pues la carga de Garcihernández también mereció un lienzo pintado por el artista alemán Adolf Northen (1828-1876), de cuya existencia no había tenido noticia hasta que José Marcos me lo mostró ayer durante nuestra excursión al Sitio Histórico de Los Arapiles. José lo encontró reproducido en blanco y negro navegando por Internet y no hemos sido capaces de encontrarlo reproducido en color. Es posible que se conserve en un museo en Hannover con el que estoy intentando ponerme en contacto para ver si me pueden proporcionar más información al respecto, ya os contaré si tengo éxito en estas pesquisas.

La mejor narración de la carga de Garcihernández la podéis encontrar en la History of the King's German Legion de N. Ludlow Beamish, publicada por Naval&Military Press en el año 1997.

No obstante, os la intento contar con más detalle a continuación:

Lo cierto es que la caballería de Wellington nunca tuvo muy buena prensa con respecto a su actuación en la península Ibérica. Sin embargo, en la batalla de Los Arapiles las cosas fueron muy diferentes a como habían acontecido anteriormente, ya que la caballería británica, concretamente la brigada de dragones pesados del general Le Marchant, combatió bravamente, contribuyendo en gran parte a la completa destrucción del centro del ejército francés. Además, el 23 de julio de 1812, se produjo un acontecimiento inusual en el pueblo salmantino de Garcihernández, siendo tal que los dragones de la Legión Alemana del Rey lograron romper tres cuadros defensivos formados por la infantería francesa.

El mayor parte ejército francés se retiró del campo de batalla de los Arapiles atravesando el frondoso bosque de encinas al sur del Arapil Grande y luego el puente de Alba de Tormes, que le conducía camino de Peñaranda, para así huir finalmente hacia Valladolid y Burgos. Pero la división del general Foy no siguió esa ruta, puesto que se retiró avanzando hacia el este desde Calvarrasa de Arriba, cruzando el Tormes por el vado de Villagonzalo y convirtiéndose en la cola de la gran columna que formaba el ejercito en retirada del mariscal Marmont.

Antes del amanecer del 23 de julio la brigada del major-general von Bock, compuesta por el 1º y el 2º de Dragones de la Legión Alemana del Rey (King's German Legion), recibió órdenes de levantar su vivac en Pelabravo y disponerse a iniciar la persecución del enemigo en retirada. La brigada alemana cruzó el Tormes por Encinas de Abajo para terminar uniéndose a la brigada de caballería ligera del mayor-general Anson en la carretera que discurre entre Alba de Tormes y Peñaranda.

Las brigadas de Anson y von Bock alcanzaron a la retaguardia francesa en el pequeño pueblo de Garcihernández. Las tropas en la retaguardia francesa eran las de la Primera división de Foy, que el día anterior habían combatido en los altos de la ermita de Nuestra Señora de la Peña, en Calvarrasa de Arriba. Con ellas estaban la caballería ligera del general Curto y una batería de artillería. Cuando aparecieron los hombres de Anson, los jinetes franceses al mando de Curto se detuvieron en una posición al este de Garcihernández, mientras que la infantería se disponía a continuar con su retirada por el camino de Peñaranda. Anson recibió órdenes directas de Wellington de atacar inmediatamente con dos escuadrones, uno del 11º y el otro del 16º de dragones ligeros.

Los dragones ligeros británicos formaron en línea para iniciar la carga y a ellos se les unieron los escuadrones más avanzados de la brigada de von Bock de la Legión Alemana del Rey. La caballería de Curto huyó ante la presencia de la caballería aliada y el 1º de dragones pesados de la LAR fue el primero en lanzarse en su persecución. El primer escuadrón (120 hombres), al mando de capitán von der Decken, avanzaba hacia la caballería enemiga cuando, de repente, se vió sorprendido por una descarga de fusilería que afectó sobre todo a su flanco izquierdo y proveniente de un cuadro formado por un batallón del 76º regimiento de infantería de línea francesa. Aun herido, el capitán von der Decken inició la carga contra la infantería francesa. Una segunda descarga de fusilería hirió de muerte al bravo capitán, pero su compañero el capitán von Usslar Greichen se hizo cargo inmediatamente del mando. De forma casual, lo que en principio debía haber terminado con el rechazo de la carga de la caballería alemana, se convirtió en la causa de la destrucción del cuadro francés, ya que un caballo desbocado y sin jinete de uno de los dragones alemanes se precipitó violentamente contra el cuadro francés, llevándose por delante todo lo que encontró a su paso. El resultado fue que se abrió un hueco en el cuadro francés, correspondiente al espacio ocupado por ocho hombres, por el cual los dragones alemanes pudieron penetrar en el cuadro y ensañarse con la infantería enemiga empleandosus temibles espadas largas de hoja recta. El cuadro francés se convirtió en un caos de hombres que caían con terribles heridas o tiraban sus armas para rendirse.

El resto de escuadrones de dragones alemanes pasó de largo frente a esta dantesca escena y se dispuso a cargar contra los dos batallones franceses del 6º de infantería ligera, que estaban intentando alcanzar unas alturas que se elevan sobre el camino a Peñaranda. El segundo escuadrón del 1º de dragones de la Legión Alemana del rey estaba comandado por el capitán von Reizenstein, que dirigió a sus hombres contra el batallón más retrasado del 6º de ligera, todavía a cierta distancia de las alturas nombradas anteriormente. Mientras el batallón francés se esforzaba por llegar al punto más alto, dos de sus compañías, comandadas por el capitán Philippe, se dieron la vuelta y abrieron fuego contra los dragones alemanes. Los hombres de von Reizenstein no se detuvieron y, cuando alcanzaron a los franceses, repartieron sablazos a diestro y siniestro. Los alemanes acabaron con el batallón francés, pero la resistencia que éste último había ofrecido permitió a un buen número de infantes alcanzar las alturas, donde se reunieron con el segundo batallón del 6º de ligera, que se había posicionado sobre el punto más alto apenas unos minutos antes. Así las cosas, el 6º de ligera confiaba en recibir la ayuda de un escuadrón de jinetes de Curto pero, una vez más, la caballería francesa huyó abandonando a su suerte a sus camaradas de a pie.

El 6º de ligera formó un cuadro muy precario que, desde luego, no aguantó la carga del 2º regimiento de dragones de la Legión Alemana de Rey. El cuadro se disolvió en un instante, cientos de hombres tiraron sus fusiles y otros huyeron alcanzando la protección de cuatro batallones del 39º y 69º de Línea, que estaban formando en cuadro más al este, junto a la carretera que lleva a Peñaranda. El mismo general Foy, que comandaba la retaguardia francesa, se encontraba protegido en uno de esos cuadros.

El combate de Garcihernández duró unos cuarenta minutos, pero en un período de tiempo tan corto se libró uno los ataques más famosos de las guerras napoleónicas. Los dragones alemanes perdieron 120 hombres, contando muertos y heridos, de los 700 que participaron en la acción, pero capturaron unos 1.100 prisioneros entre los franceses que se retiraban.

El informe que Wellington envió al gobierno británico dando cuenta de la hazaña llevada a cabo por los dragones de la KGL hizo que todos los oficiales de ese cuerpo, que hasta ese momento tenían rango interino en el ejército británico, adquirieran un grado y un empleo permanente. Además, cuando Wellington entró triunfante en Madrid el 12 de agosto de 1812, los dragones de la KGL marcharon en un lugar de honor al frente de la columna, reconociéndoles de este modo los servicios prestados ese 23 de julio de 1812, gracias a los cuales el nombre del pequeño pueblo salmantino de Garcihernández se hizo famoso en las calles de Londres.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Un 19 de septiembre de 2009 en el Sitio Histórico de Los Arapiles


Hacía tiempo que no pasaba un día tan agradable entre amigos. Ha funcionado como un verdadero bálsamo en estos tiempos en los que me toca ver muy de cerca la enfermedad y la falta de esperanza. Gracias por haber acudido a mi llamada para compartir un día entero pateando el campo de batalla de Los Arapiles.

Han venido:

Tomás Hijo, con el que en su día tuve el inmenso placer de compartir la creación de los Cuentos de Salamanca en tiempos de Napoleón. Buen compañero en el trabajo y mejor amigo.

José Marcos, una de esas personas entrañables que a los diez minutos de estar con él te hacen sentir que es un amigo de toda la vida. Por no hablar de sus vastísimos conocimientos sobre la batalla de Los Arapiles y sobre la Guerra de la Independencia en general. La próxima vez que alguien me diga esa tontería de que soy el mayor experto en la Batalla creo que me va a dar la risa.

Jorge Pizarro, amigo desde hace ya algunos años, con el que ya había hecho excursiones napoleónicas en el pasado y que me ha echado una mano en varias ocasiones con el tema de los expedientes y hojas de servicio del Archivo Militar de Segovia.

José Montes, un amigo de hoy mismo que ya lleva tiempo recorriendo lugares relacionados con la Guerra de la Independencia. Le faltaba Arapiles, y creo que ha aprovechado y disfrutado la ocasión a más no poder.

Miguel Ángel García, ya sabéis, el autor de 1812 Wellington en Valladolid y responsable del blog http://1808-1814escenarios.blogspot.com/ Este ya es amigo en calidad de veterano, aparte de experto rastreador en campos de batalla y archivos.

Para empezar la jornada José Montes ha tenido el detallazo de regalarnos a cada uno una reproducción de un mapa de la península Ibérica en 1812, obra del cartógrafo francés J. B. Poirson. Gracias, Pepe.

La visita la iniciamos por las alturas de la ermita de Nuestra Señora de la Peña, en el término municipal de Calvarrasa de Arriba. Miguel Ángel García nos hizo un brillante resumen del contenido de su libro, que da cuenta de los días de campaña previos a la jornada de la Batalla de Los Arapiles, y luego tomó un servidor la palabra para hablar de cómo se desarrollaron esas primeras horas del 22 de julio de 1812 y de las escaramuzas que se produjeron en ese lugar. Estuvo muy bien desde el principio, porque hoy no ha sido uno de esos días en los que hablo yo solo, ya que durante toda la jornada he tenido la oportunidad de escuchar y aprender gracias a los comentarios y exposiciones de los compañeros de excursión.

Luego hemos cogido los coches para ir hasta el pueblo de Arapiles. Allí hemos iniciado una caminata que nos ha llevado al Teso de San Miguel, Arapil Chico y Arapil Grande. La batalla la hemos explicado entre todos desde el Teso de San Miguel, una atalaya ideal para este menester. En el recorrido hemos recordado especialmente los episodios de la defensa por parte del coronel británico Bingham de la bandera de su batallón (2/53º) y el del ataque de la brigada portuguesa de Pack al Arapil Grande. De hecho, hemos seguido los pasos de esos pobres soldados lusos que terminaron masacrados en la cornisa rocosa de la cara norte del Arapil Grande.

Una vez de vuelta a Arapiles siguiendo el camino del Arapil Grande hemos cogido los coches para irnos a comer al Mesón de Los Arapiles, en el cruce con la carretera de Cáceres. El menú, un clásico, de esos que no fallan: ensalada de pimientos del piquillo, ensalada de puerros y ensalada de ahumados para empezar y compartir y, de segundo, pues cuatro chuletones frente a dos solomillos. El postre, el mismo para todos, el que yo pido siempre: nata helada con nueces y trufas.

Dulce ha sido el postre pero más dulces han sido los datos que nos ha ofrecido José Marcos y de los que daremos cuenta en este Blog en los próximos días: un cuadro que no conocíamos dedicado a la carga de caballería de Garcihernández, un relato de lo acontecido en el pueblo de Aldeanueva de Figueroa en noviembre de 1809 y unos misteriosos impactos de proyectil de fusil de avancarga en una de las paredes de la iglesia de San Benito en Salamanca.

La sobremesa la hemos hecho en el Aula de Interpretación, donde hemos visto el video y admirado el diorama.

Fue Miguel Ángel García el que dijo que no podíamos dejar de ir al Sierro, el lugar donde los franceses establecieron su última defensa. La última vez que Miguel Ángel vino por aquí le llevé precisamente a ese paraje y creo que llevaba soñando desde entonces con volver a encaramarse a ese magnífico mirador del campo de batalla. Juraría que todos han sentido algo especial en esa loma que da entrada al bello encinar que se extiende hacia el sur y por el que se retiraron los soldados franceses derrotados. No estábamos todavía por la labor de irnos a casa, así que pensé que podía ser una buena idea adentrarse en la arboleda y enseñarle a mis amigos uno de mis sitios secretos: un paraje donde estoy seguro que dieron con sus huesos la noche de la batalla un buen número de soldados agotados, sedientos y heridos.

Vuelta a casa a eso de las siete de la tarde. No está mal, considerando que empezamos la visita a eso de las diez menos cuarto de la mañana. Espero que todo el mundo haya llegado bien a casa, que me mandéis alguna foto para ilustrar esta entrada y que repitamos una jornada como ésta en Ciudad Rodrigo, Tamames o entre el Tormes y el Duero...

viernes, 18 de septiembre de 2009

Benjamin Lovell Badcock, de combatiente en la guerra peninsular a viajero por España y Portugal


Hoy creo que puede ser interesante que os hable de Benjamin Lovell Badcock, un capitán del 14º de Dragones Ligeros que participó en la batalla de Salamanca y que volvió a visitar estas tierras entre los años 1832 y 1834. Las experiencias de su segunda visita a la península Ibérica se vieron reflejadas en la obra Rough Leaves from a Journal Kept in Spain and Portugal During the Years 1832, 1833 & 1834, publicado por Richard Bentley en Londres en 1835.

Badcock fue enviado por el gobierno británico de vuelta a la Península para investigar discretamente la situación en la frontera portuguesa al comienzo de la guerra civil surgida por la disputa entre Miguel I de Portugal y su hermano Pedro (1828-1834). Aprovechando la oportunidad que le ofrecía su misión, Badcock regresó al campo de batalla de Salamanca, donde pudo ver que todavía había huesos humanos calcinados por el sol desperdigados por todos lados. También fue testigo de un gran desfile que se celebró en la ciudad de Salamanca para conmemorar el vigésimo aniversario de la Batalla, pero la paranioa que las autoridades españolas sentían en esa época hacia los posibles espías británicos hizo que se le pidiera que no volviera hacer tal cosa. Otro día, cuando preguntó por qué la zona donde los franceses habían construido los fuertes estaba incluso más deteriorada que tras el asedio de los mismos, se le dijo que los franceses habían dejado un gran polvorín allí y que, aparentemente, la guarnición española de por entonces no tuvo mejor idea que ponerse a fumar justo a la entrada del mismo. Por supuesto, dice Badcock, al final se terminó echando la culpa a los ingleses de esa explosión.
Badcock tuvo varios encuentros con gente que fue capaz de reconocerle a pesar de los veinte años que habían pasado. Cerca de Castillejo de Dos Casas (al norte de Fuentes de Oñoro, batalla en la que había resultado herido) un mujer le abrazó efusivamente, recordándole como el oficial que había estado recuperándose de sus heridas en su casa. Un arriero que había estado al servicio de los británicos le preguntó si iban a volver otra vez, ya que recordaba el buen trato y mejor paga que recibió durante la guerra. Muchas personas todavía recibían sus pensiones de Gran Bretaña, incluyendo a "El Cojo" de Arapiles y a algunas mujeres que habían estado unidas a oficiales británicos que habían muerto durante la guerra. Fueron muchos los que le preguntaron por el "Señor Lorde" (Wellington) y algunas mujeres todavía suspiraban por algún amor del pasado. En Puerto de Baños se encontró la carretera exactamente en el mismo estado como la recordaba, resquebrajada por el paso de los carros que transportaban la artillería pesada, ya que los campesinos no se podían permitir repararala. Mientras paseaba por el adarve de las murallas de Ciudad Rodrigo, Badcock fue arrestado y acusado de espionaje a causa de los dibujos que había estado haciendo. Al final puedo convencer al gobernador de que conocía la fortaleza de sobra y que no necesitaba venir a espiar, ya que había pasado por allí en 1812, así que recuperó la libertad, aunque las torpes autoridades mirobrigenses se la dieron refunfuñando, ya que pensaban que podían haber hecho méritos con la captura de un agente secreto británico. Lo mismo le ocurrió en Badajoz, pero allí se le permitió visitar la gran brecha, que no se había reparado desde que fuera abierta por el ejército de Wellington en abril de 1812. En ese mismo punto pudo comprobar como los españoles habían hecho pedazos la gran piedra que se habia colocado en el lugar en el que habían sido enterrados un gran número de sus camaradas caídos durante el asalto a la ciudad.

La imagen adjunta representa a unos Dragones Ligeros británicos, unidad de Benjamin Lovell Badcock durante la guerra peninsular.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Nos vamos de excursión...


Bueno, amigos, os recuerdo que hemos quedado el próximo sábado 19 de septiembre a las 10:00 de la mañana en Calvarrasa de Arriba para hacer un recorrido por el campo de batalla de Salamanca.

A las 9:15 pasará José Marcos a buscarme por mi casa para luego ir a buscar a Tomás Hijo a la suya, así que éste tendrá que estar preparado a eso de las 9:30. Al resto os veo en Calvarrasa de Arriba. No corráis con el coche, que os esperamos.

Creo que casi todos tenéis mi número, pero ahí va por si acaso: 615 537 288.

Cuento con seis personas, ya os dije que esto no atraería a las masas.

Por mi parte estoy dispuesto a que subamos a todas las atalayas del campo de batalla: ermita de Ntra. Señora de la Peña, teso de Aldeatejada, teso de San Miguel, Pico de Miranda, Arapil Chico, Arapil Grande, el Sierro... Llevad ropa y calzado para andar por el campo y algo para protegerse de un posible chubasco. También pasaremos un rato en el Aula de Interpretación, si os apetece.

Luego nos iremos a comer al Mesón de Arapiles. Hay excelente carne y mejor trato. También hay pescado, no cunda el pánico. Y después de comer D-os dirá...

Yo creo que todo saldrá bien. El diluvio universal o un cambio repentino en el estado de mi padre son las únicas circunstancias que pueden estropear el asunto.

Nos vemos...

martes, 15 de septiembre de 2009

George Borrow, el inglés amigo de los gitanos que pasó por Pitiegua


George Borrow, nacido en 1803, tenía unos nueve años cuando supuestamente Lord Wellington pasó la noche en la casa del párroco de la localidad salmantina de Pitiegua. Más de veinte años después Borrow vino a España y a su paso por la provincia de Salamanca se encontró con el susodicho cura, que le contó que en la misma mesa en la que se sentaban a cenar unos huevos fritos con tocino, habían hecho lo propio en 1812 lord Wellington y el general Craufurd, tras haber derrotado a los franceses en Salamanca. No sé si el cura decía la verdad al respecto de Wellington, pero estoy seguro de que lo de la presencia en esa casa del general Black Bob Craufurd es pura fantasía, ya que éste murió en el asalto a las murallas de Ciudad Rodrigo casi siete meses antes de que se librara la batalla de Los Arapiles. Quizá el cura ofreció su hospitalidad a otro general británico aparte de Wellington, pero seguro que éste no era Craufurd. No sé, no importa, el caso es que la George Borrow Society visitará el campo de batalla de Salamanca el próximo viernes y por esta razón me gustaría contaros algo del aventurero inglés George Borrow y recomendaros encarecidamente la lectura de su obra La Biblia en España, una ventana abierta al modo de vida en este país en las primeras décadas del siglo XIX.

George Borrow nació en East Dereham (Inglaterra) el 5 de julio de 1803. Hijo de un militar, pasó su infancia en diversas poblaciones de Escocia e Inglaterra debido a las continuas mudanzas propias de la profesión del padre.
En 1810 conoció a Ambrosio Smith, el gitano que marcaría en Borrow una huella imperecedera y con el que juró amistad perpetua.
En 1818 los encontramos de nuevo juntos y, esta vez, Borrow decide marcharse con él a un campamento de gitanos, donde aprendería sus costumbres y la lengua romaní.
Extraordinariamente dotado para los idiomas aprendió galés, danés, hebreo, árabe y armenio. Algunos de los libros favoritos de Borrow ya muestran su inclinación aventurera: Gil Blas, el Peregrino de Bunyan y Robinson Crusoe.
Fallecido su padre, Borrow marcha con veintiún años a Londres con la esperanza de publicar los trabajos de traducción literaria que ha hecho. Sin embargo, la realidad le fue hostil, aparte de ser una etapa de su vida de profunda crisis espiritual. Volvió a encontrarse con Ambrosio Smith y se fue a vivir en hermandad con los gitanos, dedicándose a herrar caballos y a vagabundear por todo el país.
El gran cambio en la vida de Borrow sobrevino en 1833, cuando recomendado por un pastor que conocía sus dotes para los idiomas, solicita empleo en la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera.
Su primer destino como representante de la Sociedad Bíblica fue Rusia. Allí colaboró en la trascripción del manuscrito del Nuevo Testamento traducido al manchú y en su impresión. También tradujo al ruso unas homilías de la Iglesia anglicana y dos colecciones de poesía inglesa.
En octubre de 1835 vuelve a Inglaterra y la Sociedad Bíblica le envía a Lisboa con el propósito de difundir la Biblia en Portugal. Este destino va a marcar la vida de Borrow en una manera que nadie sospechaba. Tras una corta estancia en Lisboa, Borrow decide entrar en España y realizar ahí la tarea de difusión de la Biblia. Pero para ello necesita el permiso de Londres, además de los permisos del gobierno español para imprimir y distribuir la Biblia en castellano.
A su vuelta de Londres y con la aquiescencia de la Sociedad Bíblica, Borrow manda imprimir el Nuevo Testamento del padre Scío descargado de notas, traduce el evangelio de Lucas al caló y abre un despacho de venta en la madrileña calle del Príncipe.
Pronto comienzan los problemas: en 1838 son secuestrados los libros del despacho y Don Jorgito (así se le conoce popularmente en Madrid) da con sus huesos en la cárcel.
Durante sus estancias en España, Don Jorgito se puso en contacto con los gitanos de diversas poblaciones con el propósito de difundir el evangelio entre ellos. También viajó por diversas regiones de España. Fruto de todo ello es su popular obra La Biblia en España. En dicho libro se retrata la España oficial y popular de aquel tiempo, reaccionaria y clerical la primera, castiza y espontánea la segunda.

Enlace a la noticia de la visita a Salamanca de la George Borrow Society:

http://www.protestantedigital.com/new/nowleernoticia.php?n=14432

Programa de actividades de la George Borrow Society en Salamanca para los días del 16 al 19 de septiembre:

http://www.scribd.com/doc/14773963/Encuentro-de-La-George-Borrow-Society

lunes, 14 de septiembre de 2009

Prisioneros españoles en Brujas


A raíz del reencuentro con María Manuela Troncoso me ha dado por pensar que quizá os interesaría que, de vez en cuando, introdujera algunas entradas relativas a los prisioneros españoles retenidos en la Francia napoleónica. Bueno, ya os conté el 19 de abril de 2009 la rocambolesca historia del sargento Mayoral, así que algo ya se ha hecho en éste nuestro humilde Blog.

Además, mi querida esposa acaba de volver de un viaje por Bélgica y me ha traído como regalo la referencia a un canal que construyeron los prisioneros españoles entre la ciudad de Brujas y la pequeña y pintoresca localidad de Damme, así que creo que es menester ponerse manos a la obra.

El Damse Vaart, el canal que une Brujas y Damme, es también conocido por el nombre de Canal de Napoleón. Fue excavado por prisioneros de guerra españoles por orden del Emperador. Su intención era unir Brujas y Schelde como vía para salvar el bloqueo comercial al que los británicos tenían sometido al Continente. Pero los trabajos en esta vía fluvial solamente pudieron llevarse a cabo hasta Hoecke (muy cerca de Damme), dada la derrota de Napoleón en Waterloo en 1815.

He consultado la obra de Jean-René Aymes Los españoles en Francia 1808-1814. La deportación bajo el primer imperio y está comprobada la presencia de un depósito de prisioneros en Brujas en el año 1812.

El canal se puede recorrer en un vapor de ruedas y es una opción muy solicitada por los turistas que visitan la bella ciudad de Brujas.

María Manuela Troncoso y Lira, soldado del rey de España


Hoy me he vuelto a encontrar con ella, hacía mucho que no sabía nada de María Manuela, desde que topé con una referencia a su persona en la "Gaceta de Madrid", con su expediente en el Archivo Militar de Segovia y desde que la incluí en la galería de personajes de mi libro Ciudad Rodrigo 1810. El Desafío de Herrasti. Y hoy me la encuentro en el depósito de prisioneros de Charleville (Francia), un 5 de septiembre de 1811, actuando junto a su marido como padrinos en el bautizo del hijo de otra pareja de prisioneros españoles.

"En el día 5 de Septiembre de 1811, Yo el infraescripto Sacerdote Vicario de la Parroquia de San Remigio de Charleville, Bautizé a una Niña, hija legítima de Josef Toro, Prisionero Español, natural de Sevilla en España, y de Teresa Alamo, natural de Ciudad Rodrigo, también en España, sus padres, a la qual se pusieron los nombres de María Bernardina. Fueron Padrinos Bernardo Miravalles y Madrina María Manuela Troncoso que firmaron conmigo: Bernardo Miravalles = María Manuela Troncoso = Josef Toro = Daureux Vicario. Está fiel y legalmente sacada de la copia que de Orden del Sr. Gobernador de este Obispado me presentó Josef Toro Padre de la Bautizada. Bogajo, Diciembre 24 de 1814 Fray Fernando Bajo, Teniente Ecónomo"

Partida de Bautismo extraída de http://lazarzapumareda.blogspot.com/search?q=troncoso

La “Gaceta de Madrid” del sábado 18 de noviembre de 1815 da cuenta de un personaje que participó activamente en la defensa de Ciudad Rodrigo. Se trata de una persona humilde, una mujer que ha de figurar en un lugar de honor en la tragedia del asedio de Ciudad Rodrigo, ya que, desgraciadamente, a veces parece que la historia de las guerras napoleónicas ha sido forjada solamente por hombres, olvidando el sacrificio y los sufrimientos de miles de mujeres que acompañaron a los ejércitos en campaña. Estas mujeres desarrollaron principalmente la labor de cantineras o lavanderas pero, en el caso de Manuela Troncoso y Lira, también el de combatientes, sufriendo el mismo destino que los hombres.

Merece la pena reproducir en su integridad el artículo publicado en la "Gaceta de Madrid":

ARTICULO DE OFICIO

Doña Manuela Troncoso y Lira, muger de Bernardo Miravalle, sargento primero del Regimiento Provincial de Segovia, hallándose con su marido el año de 1810 en la plaza de Ciudad Rodrigo, se presentó á su gobernador D. Andres de Errasti á solicitar un fusil para coadyuvar á la defensa de dicha plaza; y con efecto, habiendo condescendido el gobernador con sus deseos, concurrió vestida y armada como otro cualquier soldado á la muralla é hizo durante todo el sitio de la referida plaza el servicio de tal, sufriendo con el mayor valor y constancia las mismas fatigas y riesgos que la demas tropa de su regimiento, siguiendo despues de la rendición de la plaza la suerte de prisionera de guerra á Francia en compañía de su marido. Enterado el Rey nuestro Señor de la heroica conducta y extraordinarios servicios de esta valiente española, se ha dignado concederla el sueldo y racion de pan correspondiente á la clase de sargento segundo, mandando al mismo tiempo se publique en la gaceta para su satisfacción.

Además de este artículo, contamos con el expediente personal de Manuela Troncoso, que se halla en el Archivo Histórico Militar de Segovia, y que nos permite reconstruir, en parte, la biografía de tan intrépida mujer.

Gallega nacida en Tuy (Pontevedra), Manuela se casó con Domingo Álvarez, con el que tuvo un hijo de nombre Manuel. Cuando se quedó viuda y sin recursos, se lanzó a los caminos con su hijo y en el año 1809 trabajaba probablemente como cantinera o lavandera en un regimiento de infantería español. Terminó siguiendo al Regimiento Provincial de Segovia, unidad que se incorporó a la guarnición de Ciudad Rodrigo en febrero de 1810.

El 12 de junio de 1810, Manuela se casó en Ciudad Rodrigo con Bernardo Miravalle, sargento primero del Provincial de Segovia, poco después de que su hijo Manuel, que por entonces contaba con diez años, se integrara en ese mismo regimiento como Tambor.

Con un marido y un hijo participando en la defensa de la plaza, Manuela no se lo debió pensar dos veces y se presentó al gobernador Herrasti para que le permitiera tomar las armas y correr el mismo destino que cualquier otro soldado de la guarnición. La petición le fue concedida y, vestida y armada como un soldado, prestó los servicios que se le encomendaron, por lo que se le asignó la ración y la prestación correspondiente.

Tras la capitulación de la plaza, el 10 de julio de 1810, fue hecha prisionera de guerra y conducida a Francia junto con su marido y su hijo, permaneciendo en ese país hasta el año 1814, en el que la firma de la paz les permitió regresar a España.

El 29 de abril de 1815, Manuela Troncoso solicitó del rey que se le confirmase la prestación y ración que le asignó el gobernador Herrasti. Esta solicitud iba acompañada de un informe del mismo Pérez de Herrasti y de otro del Marqués de Quintanar. El veredicto del funcionario de turno fue positivo y la petición llegó hasta el rey, que accedió a la concesión del sueldo y la ración de pan correspondientes a la clase de sargento segundo por haberse portado «con el mayor valor y bizarría al lado de su marido en todos los puntos a que fue destinado el expresado cuerpo hasta la rendición de dicha plaza...»

jueves, 10 de septiembre de 2009

¿Hazañas de unos Lanceros?


Por fin he encontrado en un estante el libro Hazañas de unos Lanceros. Diarios de Julián Sánchez "el Charro", obra de Emilio Becerra de Becerra y publicado por la Diputación de Salamanca en el año 1999. Me he puesto a releerlo, ya he perdido la cuenta de las veces que lo he he hecho. Es tan apologético de Don Julián, de sus acciones contra las tropas napoleónicas... Es todo tan heróico...

Y luego me voy a releer los Documentos Relativos a las Operaciones de la Legión de Castilla que mandaba en 1808 y 1o el Brigadier Don Tomás García Vicente y encuentro montones de testimonios de pueblos salmantinos donde nos cuentan las otras "hazañas" de los Lanceros de Don Julián.

En la imagen podéis ver el testimonio ofrecido por las autoridades de Monleras en favor de la Legión de Castilla de Tomás García Vicente y en contra de los Lanceros de Castilla de Julián Sánchez.

¿Cómo se os queda el cuerpo?

Marcerty ha hecho un buen comentario en la entrada de ayer relacionada con este tema, pero a mí cada vez me cuesta más no perderle el respeto al "Charro". Y cada vez me inclino más a pensar que no es producto de la fantasía lo que el general francés Thiébault nos cuenta en sus Memorias: que Don Julián estuvo a punto de pasarse al bando francés cuando los británico-portugueses se retiraron hacia Lisboa en 1810. De hecho, algunos testimonios contenidos en estos Documentos también hablan de cierta connivencia entre "El Charro" y los franceses. Algo huele a podrido en el campo charro...

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Excursión al Sitio Histórico de Los Arapiles para el 19 de septiembre

La excursión al Sitio Histórico de Los Arapiles queda fijada para el 19 de septiembre. Nos encontraremos a eso de las 10 de la mañana en Calvarrasa de Arriba, en el cartel indicador de la Ermita de Nuestra Señora de la Peña.

De momento tenemos apuntados a José Montes y a Miguel Ángel García, que vienen desde Madrid. Aunque no os conocéis, quizá queráis quedar para venir en el mismo coche. El e-mail de Miguel Ángel es jerson@ono.com, por si queréis arreglar lo de hacer el viaje juntos.

Jorge vendrá desde Segovia, no sé si le convendría que le recogieran en algún punto los que venís desde Madrid.

José Marcos, Tomás Hijo y yo vendremos en el mismo coche desde Salamanca.

En total, 6 personas, a la espera de que se apunte alguien más.

Propongo comer en el Mesón de Arapiles a eso de las 14:30. Creo que saldríamos a unos 20 euros cada uno, tengo que ir a ver qué ofrecen. Decidme si os parece bien el lugar, la hora, el precio...

Don Tomás García Vicente contra Don Julián Sánchez "el Charro"

Recordaréis que en una entrada del pasado 31 de agosto me preguntaba cuáles eran las razones de Don Tomás García Vicente, comandante de la Legión de Honor de Castilla, para oponerse a que su unidad se integrara en los Lanceros de Castilla de Don Julián Sánchez "el Charro". La respuesta está en los DOCUMENTOS RELATIVOS A LAS OPERACIONES DE LA LEGIÓN DE HONOR DE CASTILLA QUE MANDABA EN 1808 Y 10 EL BRIGADIER DON TOMÁS GARCÍA VICENTE QUE LA CREÓ, que fueron redactados en el año 1813. Ya veréis las acusaciones que se vierten ahí sobre Don Julián y sobre el general Carlos España. Os extraigo aquí unos fragmentos muy interesantes: "... el señor Don Julián Sánchez era antes pobre, y que ahora asciende su caudal a más de quince millones, puestos en los bancos de Londres y otras partes; y que lo que sacó en las provincias de Salamanca, Zamora, Toro, Ciudad Rodrigo, Plasencia y Portugal pasa de cincuenta millones que parte ha repartido para conservar los que tiene; esto no lo dirá el señor Caballero, porque... Avergüencense los participes de estos bienes, extraidos por la violencia de las manos de tantos honrados castellanos que han muerto de miseria, cuyas cenizas están pidiendo justicia al cielo, viendo que en la tierra no se hicieron antes de morir". "... Afligido este pueblo con semejantes procedimientos, acudió su justicia a implorar el auxilio de García Vicente, para que lo libertase de una contribución que nos pidió don Julián Sánchez, por la cual nos había causado varios perjuicios; más como García viese que el don Julián Sánchez era protegido por los que debían contener sus excesos nos dijo que el oponerse a sus ideas, sería formar una guerra civil entre nosotros, pero que nos salvaría por otro medio aunque fuese contra sí." "Quando García (Tomás García Vicente) compraba los caballos para inspirar confianza e inflamar a los Castellanos a la defensa, decían algunos individuos de don Julián Sánchez: él los comprará y nosotros los venderemos. Y así era la verdad, pues a pocos días de decir esto le quitaron una partida de caballos en el lugar de Fuentes de Béjar, que vendieron según noticias a los portugueses bien baratos, diciendo los habían quitado a los enemigos. A esto añadían otras expresiones burlescas contra García llamándole loco, diciendo que más le valía cuidar de su casa que destruirla por una cosa quimérica. Siempre aciertan los más necios cuando la razón no existe". Prestad también especial atención a las declaraciones de las autoridades de numerosos pueblos en favor de Don Tomás García Vicente, ya que éste, por haberse atrevido a denunciar los excesos del general Carlos España y don Julián, fue vilipendiado e incluso a su vez denunciado por sus enemigos. Los "Documentos" son ciento y pico páginas de lo más esclarecedoras al respecto de lo que fueron algunas partidas de guerrilla y la vida en la provincia de Salamanca durante la Guerra de la Independencia. A ver si va a resultar que al final en la Plaza Mayor de Salamanca está la efigie de un personaje que abusó de sus convecinos y que no fue tan héroe como nos lo pinta la leyenda popular... Tampoco pasaría nada, porque en ese noble patio central de Salamanca hay también algún que otro personaje que para qué hablar... Podéis consultar los Documentos en su edición de 1843 en:

Otra vez Pablo Colino


Un descendiente de Pablo Colino pasó ayer por mi casa con su encantadora esposa. Ha sido un verdadero placer y hemos quedado en vernos otra vez el viernes en Ciudad Rodrigo. Os recuerdo que el pasado 12 de agosto ya dediqué una entrada a Pablo Colino o Paul Collings, como fue rebautizado cuando inició su nueva vida en Inglaterra, concretamente en Exeter. Bien, parece que las nuevas investigaciones apuntan a que el chico no marchó a Inglaterra en 1808 con el ejército de Moore, sino que lo hizo mucho más tarde, en 1814, y desde un puerto francés, una vez que el ejército de Wellington invadiera Francia y forzara junto al resto de sus aliados europeos la rendición de Napoleón. Ahora también sabemos que Pablo sirvió como mozo de cuadra con John West, que a su vez servía al famoso oficial británico Harry Smith, el que se casó con Juanita, la chica española que conoció tras el asalto a Badajoz.

También sabemos que el joven Paul recibió a su llegada a Inglaterra un dinero que estaba depositado en una cuenta de un banco londinense, lo cual es bastante extraño, ya que un chico español que se une al ejército británico para servir como mozo de cuadra se supone que es de origen humilde y que no tiene familia. Por otro lado nos consta que Don Julián Sánchez tenía una cuenta bancaria en Londres en la que depositaba sus ganancias obtenidas con la venta del ganado que le quitaba tanto a franceses como paisanos, y no creo que muchos españoles tuvieran una cuenta en Londres por esa época. Me pregunto si existía algún vínculo entre Don Julián y Pablo Colino... El caso es que Pablo Colino, al igual que los hombres que servían en los Lanceros de Castilla, debía tener un talento especial para el cuidado y el manejo de los caballos, como nos deja claro su biografía inglesa.

Ahora nos gustaría saber de qué pueblo, probablemente salmantino, zamorano o cacereño procedía Pablo Colino. La cosa está difícil, será como buscar un aguja en un pajar en cuanto nos metamos en los archivos parroquiales, y el caso es que habría que mirar pueblo por pueblo, ya que no tenemos ninguna pista al respecto de su localidad de origen. Insisto, si alguna persona apellidada Colino ve este Blog y sabe algo de algún antepasado que terminó en Inglaterra hacia 1814, por favor, que entre en contacto a través de mi e-mail miguelangel.martinmas@gmail.com.

En la imagen adjunta os dejo una postal promocional de la posada del Caballo Negro, uno de los establecimientos propiedad de Paul Collings en Exeter.