lunes, 31 de agosto de 2009

Tomás García Vicente, un salmantino en el Dos de Mayo y en la Guerra de la Independencia

Tomás García Vicente, natural de Masueco (Salamanca), nacido el 21 de diciembre de 1779, fue uno de los muchos civiles que se enfrentaron a las tropas francesas durante el levantamiento del Dos de Mayo de 1808 en Madrid, ciudad donde nuestro protagonista llevaba un tiempo afincado como comerciante junto a sus dos hermanas. Apenas se declaró la guerra contra las tropas napoleónicas, Tomás se echó a los campos para reclutar tercios y partidas con la firme determinación de luchar sin cuartel contra la soldadesca invasora. Es Tomás un charro menos famoso que "El Charro" pero su historia no es, en absoluto, menos fascinante.

El caso de Tomás García Vicente lo iniciaron las profesoras Consuelo Hernández Estévez y Delfina Álvarez Cenizo, ambas naturales de Masueco, cuando se encontraban investigando la historia de los centros educativos de su pueblo y de algunos más de la comarca. En un momento dado las profesoras dieron con la primera escuela de primaria creada oficialmente por el Ministerio en el año 1834, ya que antes estaban sostenidas por el municipio, descubriendo, además, que en ese mismo año se había creado la primera Junta Local de Primera Enseñanza . De esa Junta formaba parte un tal Brigadier Tomás García Vicente, así que preguntaron a personas del pueblo que por sus apellidos pudieran ser descendientes del personaje. Hubo suerte, todavía quedaban descendientes del Brigadier, y sabían que éste había sido un hombre valiente que había luchado contra los franceses durante la Guerra de la Independencia. Fue José Mesonero Velasco, en la Web www.masueco.com, quien profundizó en la historia de tal insigne personaje de Masueco.

El Archivo Militar de Segovia y la base de datos de unidades participantes en la Guerra de la Independencia del coronel Sañudo han hecho el resto:

EXPEDIENTE DEL BRIGADIER TOMÁS GARCIA VICENTE (según el Archivo Militar de Segovia)

Siendo paisano el día 2 de mayo de 1808, fue de los primeros que se presentaron en la puerta del Sol de Madrid a la sublevación contra el tirano Napoleón. Después de este día, sacó de la corte y de la guarnición española, que esta tenía bastante numero de hombres de Guardia española, walones, voluntarios de Aragón y Suizos, asistiéndolos con algún dinero y ropa, hasta llegar a las primeras provincias extendiéndolas por ellas y contribuyendo en parte al levantamiento general de la Nación. Después enganchó como unos 30 ó 40 Italianos del ejército enemigo, los vistió de paisanos y socorrió con algún dinero sacándoles disfrazados de la corte y enviándolos a las provincias, para cuyo fin los mantuvo ocultos en la referida corte hasta que verificó su sumisión. Siendo declarado por un soldado italiano que trató de enganchar, tuvo que fugarse a las Andalucías por hallarse su país ocupado por los enemigos y al paso por el puerto de Santa María en marzo de 1.809, fue preso, y ya en vísperas de morir en un cadalso, fue puesto en libertad y a pesar de hallarse entonces proscrito por los enemigos quienes ofrecieron permiso a quien le descubriera o presentara, volvió a Madrid a fines de diciembre del mismo año con 16.000 duros en géneros que recogió en Cádiz del comercio y con ellos estuvo reclutando soldados dentro de la corte hasta el mes de abril de 1.810, pagando una peseta diaria a cada soldado conduciéndolos a Huete y Cuenca en pequeñas partidas para unirse al ejercito.

Sacó del Retiro un número de prisioneros de los hechos en la batalla de Ocaña sobornándoles al efecto las guardias francesas de su partido, ofreciéndoles y socorriéndoles, les envió también a Cuenca. Fue inducido por el Conde de Cabreras a que se hiciera de su partido, ofreciéndole su privilegio de introducir en la Corte genios ingleses y coloniales y el empleo que eligiesen cuyas propuestas despreció enérgicamente. Habiendo sido delatado a las autoridades enemigas, fue preso la noche del 21 del referido mes de abril y puesto en una guardia enemiga y conociendo su próxima muerte en un patíbulo, resolvió fugarse a toda costa lo que verificó y consiguió sin a menor lesión a cuyo efecto atropelló a un centinela de la referida guardia e hirió a algunos soldados de cuyas resultas prendieron a varios sujetos, y a dos hermanas suyas; se dirigió a Cuenca, donde llegó a principios de mayo.

Se presentó al general Vassecout, quien le envió preso a la ciudad de Murcia, y de esta a la villa de Elche en la que se hallaba el general Freire que mandaba el ejercito del Centro a quien fue presentado el 10 o el 11 de junio, quien noticioso de sus buenos servicios por otros individuos que servían en aquel ejército que también había rescatado del retiro de Madrid, le puso en libertad. Pasó a Cádiz con el designio de que el Gobierno le autorizara para pasar a Castilla (su patria) a alarmarla nuevamente a cuyos efectos presentó una solicitud a nombre de las Justicias de dicha provincia en que pedía al gobierno le nombrara Comandante general de ella para el mejor servicio de Su Majestad y para alarmar a la juventud atendiendo que solo el concepto que tenía en aquel país, pedirá hacerles tomar las armas; pero el Gobierno no tuvo por conveniente en acceder a su solicitud. Justo de nuevo, y a pesar del peligro en que se hallaba la Castilla por la invasión enemiga, le fue denegado por segunda vez.

En septiembre de 1.810, pasó a Salamanca y su provincia que halló ocupada por los enemigos en época en que estos hacían alistamiento de mozos para la formación de varios cuerpos al servicio de Napoleón y que obligados a obedecer por no tener quien socorriera su posición, se encontraban aquellos habitantes en la mayor desesperación, ya por estos acontecimientos, y por los desordenes que consentían en el país algunos de nuestros guerrilleros. En este estado y a costa de algunos sacrificios, valiéndose de todos los arbitrios susceptibles, reunió los primeros veinte hombres. En diciembre quitó a los enemigos una vacada que llevaban del Barco de Ávila a Salamanca, la que devolvió a sus respectivos dueños. El 8 de enero de 1.810, atacó a los enemigos en la villa de Frades y se apoderó de todos los comestibles que devolvió a todos los pueblos de donde los habían sacado, logrando también encerrarles en la Iglesia, en donde los mantuvo, hasta que aquellos obtuvieron socorro de Salamanca, por lo que tuvo que retirarse. El 10 volvió a atacar al referido refuerzo en el camino de Frades a Cilleros con fuerzas inferiores que al efecto tenía apartadas, hirió a algunos y los persiguió hasta el lugar de La Sierpe.

Al día siguiente trataron los enemigos de saquear al referido pueblo y para impedirlo, atacó al subcitado pueblo logrando desalojarlos y obligándolos a encerrase en Frades. El día 12, habiéndose reunido algunos de los que tenían ya alistados las fuerzas en Salamanca con armamento y vestuario, interceptó varias ordenes que aquellos habían circulado a los pueblos y que algunos de estos ya tenían cumplimentadas reducidas a que se aprontasen todos lo carros y caballerías del país para conducir un gran convoy desde la villa de Matilla al ejercito de Masséna que sitiaba a Lisboa y los días 13 y 14 habiéndose apostado en varias de de dichas puertas, interceptó gran parte de los referidos carros y caballerías que iban a la citada Castilla haciéndoles volver a sus pueblos y obligando a sus dueños a que los ocultaran en los montes. Este servicio fue muy importante en aquella época. En lo restante del mes de enero, quitó al enemigo en las inmediaciones de Bejar una porción de vacas del vizconde de Rascón las que devolvió a su dueño y posteriormente aprehendió en san Pedro de Rozados una porción de galleta que los enemigos concedieron a Ciudad Rodrigo. En febrero cogió un número de municiones que marchaban con dirección a dicha plaza.

El 3 hizo prisioneros a un corto número de enemigos en el camino de Frades y desde este día al 10 de marzo, tuvo diferentes encuentros con los enemigos el día Jueves Santo del año 11, a las inmediaciones de Sanchón, atacó a una división enemiga del ejército de Massena, la que ejecutó con buen éxito logrando dispersarles y hacerles algunos prisioneros, quedando igualmente en su poder algunas mulas de su artillería, algunas riquezas y una porción de cabezas de ganado lanar, sin haber sufrido nada su partida.

El 2 de julio atacó el arrabal de los Cabañales de Zamora. El 22 de llegó hasta la puerta de la expresada plaza y habiendo hecho su guarnición una salida con fuerzas superiores, tuvo que retirarse y a pesar de haber sido perseguido por el enemigo, lo ejercitó con buen orden, sin perder su parte y posteriormente se vieron los enemigos obligados a retirarse.

El 16 de agosto atacó la guarnición enemiga de Almendra, la que se rindió. Se halló guarneciendo el puente de Carvajales, el que defendió de las tentativas del enemigo.

En 8 de septiembre, trató de sorprender a Zamora por el arrabal de san Lázaro, teniendo para el efecto contratado con unos artilleros catalanes que estaban al servicio del enemigo, pero habiendo sido descubierto, no pudo verificarse de cuyos resultados experimentó en su retirada un vivo fuego de plaza.

El 16 de octubre con una parte de fuerza de su partido, atacó a sus superiores enemigas que estaban atrincheradas a la entrada del pueblo de Manganesas de Lampreada obligándolas a abandonar sus atrincheramientos y encerrarse en la Iglesia, cuyo atrio tenía fortificado logrando después de algún fuego, que pusieran bandera de parlamento, la que no llegó a verificarse porque hallándose ya que para entregarse a disercción, recibieron un refuerzo que le obligó a retirarse, contándoles entre las perdidas que tuvieron los franceses a su comandante muerto; también se apoderó de todos los comestibles que tenían reunidos, los que devolvió a los pueblos.

En esta jornada rescató una porción de españoles que llevaban presos los franceses. La Legión que mandó este Brigadier, tuvo una regular fuerza de Infantería y Caballería como de setecientos hombres en todo, la que creó, organizó y disciplinó de un modo recomendable, y permaneció en ella hasta que fue disuelta por disposición general España en últimos de año 11. Pasó a Cádiz a solicitar destino, lo que el gobierno no tuvo a bien por entonces concederle; permaneció a la inmediación del referido gobierno hasta que este pasó a Madrid a donde le siguió.

Al regreso de Su Majestad de Francia tuvo a bien, en atención a sus servicios aprobarle sus empleos y lo destinó en su clase de cuartel a la Provincia de castilla la Vieja, donde permanece. Posteriormente a 1.815 desempeñó la presidencia de la Junta de revisión de quintos del partido de Ledesma, según expresa en su relación de vicisitudes fecha 28 de noviembre de 1.846.= El Consejero don Gabriel de Mendizábal habiendo examinado los documentos que presentó el Brigadier don Tomas garcía Vicente y presentados para su aprobación al Supremo Consejo, resolvió dicho Tribunal nombrar una comisión de dos Señores Ministros que expusieran su dictamen, con el cual se ha conformado el mismo Consejo en sesión de 26 de febrero último, y en su consecuencia se formó por la comisión la antecedente hoja que en un todo se halla arreglada a lo resuelto por dicho tribunal. Madrid 30 de marzo de 1.818 = Gabriel de Mendizábal = Consejo de Gobierno de 1 de abril de 1.818 = Vista y aprobada en la sesión de este día = Jorge María de la Torre.

El ministro de este Supremo Tribunal don francisco de Arteaga y Palafox habiendo examinado la antecedente hoja de servicios se halla conforme y arreglada a los documentos que ha presentado el Brigadier de Caballería don Tomás García Vicente, sin embargo el Tribunal resolverá lo que estima por conveniente. Madrid 17 de junio de 1.847 = Aprobado = Francisco de Arteaga y Palafox. Sala de S S Generales de 18 de junio de 1.847 = Aprobado Juan José Martínez. Don Antonio Cabaleiros, Brigadier de Infantería, condecorado con varias cruces de distinción por acciones de guerra, caballero de las Reales y militares ordenes de San Fernando y San Hermenegildo, con placas en estas dos veces, declarado benemérito de la patria, del Consejo de Su Majestad, su Secretario con ejercicio de decretos Ministro honorario y secretario del tribunal Supremo de Guerra y Marina.

CERTIFICO: que la hoja de servicio que antecede, es copia a la letra de la original que existe en la Secretaría de mi cargo; y para que conste a donde convenga, firmo la presente en Madrid a treinta y uno de enero de mil ochocientos cincuenta y uno. Antonio Cabaleiro.

LA LEGIÓN DE HONOR DE CASTILLA (según la base de datos del coronel Sañudo)

La 1ª Legión de Honor de Castilla al mando del comandante Tomás García Vicente estaba formada por cuatro compañías de infantería con cuatrocientos hombres y por tres escuadrones de caballería con trescientos jinetes. En diciembre de 1810, en la villa salmantina de Lumbrales, donde residía el general Carlos España, comandante de la división española del ejército aliado al mando del duque de Wellington, decide que las tropas del comandante García se integren en el 2º regimiento de Lanceros de Castilla, al mando de Don Julián Sánchez "el Charro", y, por tanto, se disuelve la Legión de Honor de Castilla. Don Tomás se negó a integrarse en la fuerza comandada por Don Julián, y sería muy interesante conocer sus razones. Al año siguiente, 1811, dicha Legión vuelve a resurgir, pero ésta vez comandada por el coronel Don Pablo Mier. Las principales acciones militares que se conocen de esta unidad fueron llevadas a cabo en Almendra (Salamanca), Pedrezuela (Madrid), Manganeses de la Lampreana (Zamora). El 15 de septiembre de 1811 la 2ª Legión de Castilla se refundió con los Cazadores de Galicia en El Bierzo.

domingo, 30 de agosto de 2009

Don Julián "El Charro" contra Don Florián el zamorano


Todos hemos oído hablar en Salamanca de Don Julián Sánchez, más conocido como "El Charro", que comenzó la Guerra de la Independencia como sargento en el Regimiento de Caballería de Voluntarios de Ciudad Rodrigo y la terminaría como brigadier al mando de una brigada mixta compuesta por el Regimiento de Caballería Lanceros de Castilla y los de Infantería de Cazadores de Castilla y Tiradores de Castilla. Solemos referirnos a él como un jefe guerrillero, pero no debemos confundirnos, El Charro y sus hombres no hacían la guerra por su cuenta; el término "guerrilleros" debemos tomarlo como equivalente a una unidad de operaciones especiales modernas, ya que éstos combatientes siempre estuvieron encuadrados en el ejercito español, es decir, se trataba de unidades regulares, y eran más bien sus operaciones las que eran irregulares. Podemos decir que pasaron a la historia más bien por lo que hicieron que por lo que fueron.

Los franceses también formaron sus compañías para operaciones "especiales", y así el rey José Napoleón I ordenó en el año 1810 la creación de compañías irregulares o francas para combatir a las guerrillas patriotas. Las unidades que destacaron entre éstas por su arrojo y valor fueron convertidas más tarde en compañías de Cazadores, como fue el caso de Les Chasseurs de Zamora. En el año 1813 al frente de los Cazadores de Zamora está un tal Francisco Florián, más conocido como Don Florián, que va a terminar cruzando su acero con Don Julián en la localidad vallisoletana de Castronuño. Es curiosa y muy esclarecedora esta historia cuya primera noticia me la dió mi amigo Luis Sorando, de Zaragoza, el gran experto en el ejército josefino, como ha demostrado en los soberbios artículos publicados en la revista francesa "Soldats Napoléoniens". Por un lado tenemos al salmantino Julián Sánchez luchando codo a codo con portugueses y británicos para expulsar a los franceses de España, y por el otro a un supuesto zamorano, Don Florián, luchando del lado del emperador Napoleón. ¿Lo hacía por dinero, por convicciones, porque no le quedó más remedio...? No lo sabemos, es este don Florián otro personaje apasionante del que no creo que tengamos oportunidad de saber gran cosa.

Afortunadamente, gracias a Luis Sorando, a la base de datos de tropas de la Guerra de la Independencia creada por el coronel Juan José Sañudo y a mis propias indagaciones sí que os puedo contar algo más de esa compañía de caballería Cazadores de Zamora que luchó del lado de Napoleón entre los años 1810 y 1813.

La Compañía Franca de Zamora se formó en el año 1810 con sesenta y cuatro jinetes al mando del comandante Garrido. Quedó asignada al Ejército del Norte, comandado por el general Kellerman. Por entonces Francisco Florián ostentaba el rango de subteniente, siendo ascendido a capitán en diciembre de 1812 .

El 29 de agosto de 1812 la Compañía se vio forzada a abandonar Zamora tras la estrepitosa derrota de los franceses en Salamanca.

El 24 de noviembre de 1812 Don Florián se encaminó hacia Ledesma (Salamanca) con la misión de rescatar al general francés Boutet, que estaba prisionero de las guerrillas.

Por entonces la Compañía fue transferida al Ejército de Portugal, y en concreto a la División comandada por el general Foy.

El 17 de febrero de 1813 la unidad dejó de ser “franca” y entró en el ejército francés como unidad regular de pleno derecho con el nombre de "Cazadores de Zamora".

Don Florián se enfrentó a Don Julián en la localidad vallisoletana de Castronuño en 1813. Veintidós Cazadores de Zamora fueron capturados y fusilados en el acto por los Lanceros de Castilla como traidores a la patria.

Los Cazadores de Zamora terminaron desbandados en julio de 1813, tras la estrepitosa derrota de los franceses en Vitoria y la retirada de éstos hacia los Pirineos. Se dice que Don Florián pasó a Francia con algunos de sus hombres y se dedicó a hostigar a los británicos en los pasos pirenaicos, ideales para tender emboscadas.

Lo que fue después de Don Florián, yo no lo sé, pero supongo que no pudo volver a su patria, como tantos españoles que apoyaron el cambio dinástico de los Borbones a los Napoleones y terminaron perdedores de lo que, en cierto modo, fue también una incipiente guerra civil.

sábado, 29 de agosto de 2009

Sicilianos en el 52nd (Oxford Light Infantry) Regiment


Que los batallones de los ejércitos de todos los países durante las guerras napoleónicas podían incluir a soldados de muchas naciones es algo que se tiene claro desde hace mucho tiempo. Lo que no es tan fácil es encontrar pruebas de la presencia de extranjeros en los batallones británicos, aunque los libros de la parroquia del pueblo salmantino de Fuenteguinaldo, consultados por Francisca Martín, han resultado ser de gran ayuda a este respecto. Ahí quedaron registrados los matrimonios de unos soldados sicilianos del regimiento británico 52nd (Oxford Light Infantry) con mujeres españolas y portuguesas. Hay que tener en cuenta que durante la época de la Guerra Peninsular el reino de Sicilia estaba aliado con Gran Bretaña y que, sobre todo hacia el final del conflicto, la imperiosa necesidad de efectivos en los batallones británicos de Wellington hizo que se admitiera a soldados de otras naciones, dándose el caso de españoles que formaron parte de regimientos de elite como el 95th Rifles, algo de lo que daré cuenta en otra entrada.

"En la Villa de Fuente Guinaldo, a 23 de Diciembre de 1812, habiendo precedido las tres canónicas moniciones que dispone el Santo Concilio de Trento, sin haber resultado impedimiento alguno Yo D. Simón Martín de Castro Cura Ecónomo de esta Parroquia desposé in facie eclesiae a D. Francisco Scaglioni de estado soltero, Músico en el Regimiento nº 52 de la División Ligera del Exército Británico, natural de la ciudad de Palermo, en el Reino de Sicilia, hijo legítimo de D. Juan y de Ana Scaglioni naturales de la misma ciudad, con María de la Concepción Alves también soltera natural de la ciudad de Coimbra en el Reino de Portugal, hija de Antonio Alves de la ciudad de Lisboa y de Theresa de Jesús de la ciudad de Coimbra. La contrayente hizo constar el consentimiento paterno y el contrayente la licencia respectiva del Coronel de dicho Regimiento en fecha 22 de Diciembre del corriente. Fue Padrino en la bendición del anillo y su prestación Francisco Jenaro del mismo Regimiento. Recibieron los expresados en dicho día antes de la Celebración del matrimonio el Santo Sacramento de la Penitencia. Fueron Testigos: Antonio López, Dionisio Martín y Juan Sánchez, vecinos de esta villa. Y en fe de ello lo firmo fecha ut supra
Simón Martín de Castro"

"En Fuente Guinaldo, 27 de Febrero de 1813, habiendo precedido dos Canónicas Moniciones, por haber sido dispensados de la tercera el Sr. Governador de este Obispado, en verdad de las justas causas a el presentadas, sin haber resultado impedimento alguno. Yo D. Rafael Alfonso Cura Ecónomo de esta Parroquial, Desposé en facie eclesiae a D. Francisco Jenaro, soltero, Soldado del Batallón nº 52 de la División Ligera Británica y natural de Palermo en el Reyno de Sicilia, el que hizo constar la licencia exprsa de su Coronel rspectivo; es hijo legítimo de D. Rosario Jenaro y de Dña. Catalina Leria, vecina de San Felipe en referido Reyno= con Rufina Baliente, del mismo estado, hija legítima de Matheo Baliente y de Bárbara Pérez, naturales y vecinos de esta referida villa. Fue su padrino en la bendición del anillo y su prestación Dn. Ygnacio Luicho, Sargento Primero del mismo Cuerpo. Los expresados contrayentes confesaron y comulgaron dicho día. Fueron Testigos D. Francisco Scaglioni, Siciliano; Pablo Macheos y Juan de la Cruz Baliente vecinos de esta insinuada villa, en fe de lo qual lo firmo fecha ut supra
Rafael Alfonso".

"En la Villa de Fuente Guinaldo, a seis de Maio de 1813, habiendo precedido las tres Canónicas Moniciones que dispone el Santo Concilio de Trento sin haber resultado impedimento alguno. Yo D. Rafael Alfonso Cura Ecónomo de esta Parroquial desposé in facie eclesiae y velé a D. Ygnacio Luicho de estado soltero, Sargento Primero del Regimiento nº 52 de la División Ligera Británica, con licencia expresa de su Coronel respectivo, es natural de la ciudad de Tortolice en el Reyno de Sicilia, hijo legítimo de Josef Luicho y de Dña. María Pontagro, natural de Palermo de referido Reyno, con Ana López, del mismo estado y natural de San Pedro, Obispado de Piñel en el Reyno de Portugal, es hija natural de padre incógnito y de Theresa López, natural del insinuado San Pedro. Fueron examinados y aprovados en Doctrina Christiana confesaron y comulgaron a la Misma Nupcial. Siendo testigos Pedro Duran Monroy; Francisco Sánchez de Tapia y Dionisio Martín, sacristán. En fe de lo qual lo firmo fecha ut supra
Rafael Alfonso".

"En siete de Maio de 1813, Yo D. Simón Martín de Castro, Cura Ecónomo de esta Parroquia velé a Dn. Caietano Napolitano (de la División Ligera Birtánica), hijo lexítimo de D. Nicolás Napolitano y de Dña. Ana Lazzaro, naturales de la ciudad de Rondazzo, Arzobispado de Mesina en la Ysla de Sicilia, con Manuela Martínez, hija legítima de Simeón Martínez y de Josefa Pérez, naturales de Veles, Obispado de Cuenca. Estos fueron desposados en el lugar de La Alameda por el Beneficiado D. Francisco Salvador el 13 de Abril próximo pasado confesaron y comulgaron con la Misa Nupcial. En fe de lo qual lo firmo en la villa de Fuente Guinaldo fecha ut supra.
Simón Martín de Castro
Al margen: Dn. Caietano Siciliano, digo Napolitano, desposado con Manuela Martínez. Velados"
(sic).

Acompaño esta entrada con una lámina de Charles Hamilton Smith que representa a un oficial y a un soldado del 52nd Light Infantry.

viernes, 28 de agosto de 2009

El cura afrancesado de Cantalapiedra


Mucho se ha escrito del papel de los hombres de Iglesia en la lucha durante la invasión napoleónica de la península Ibérica. Hoy os voy a mostrar la otra cara de la moneda, el párroco de Cantalapiedra, José Miguel López, que escribía en los libros de su parroquia "Su Majestad el Emperador de los franceses". Se trata, por supuesto, de un cura afrancesado, que además formaba parte del Ministerio de Asuntos Eclesiásticos del gobierno del rey José Napoleón I en Salamanca. De hecho, el cementerio de su parroquia en Cantalapiedra se convirtió en el último pedazo de tierra española que disfrutaron numerosos soldados franceses, a los que quizá cuidaba en alguna especie de hospital establecido allí, eso no lo puedo asegurar.

Sólo en los meses de junio y julio de 1810 en Cantalapiedra se da sepultura a los siguientes soldados de Napoleón:

Jean-Baptiste Gueroult, sodlado del 22º de Infantería de Línea. Natural de Osesaiveile, Dpto. del Sena Inferior.

François Joseph Prosper, soldado del 66º de Infantería de Línea.

André Condies, granadero del 5º batallón del 66º de Infantería de Línea.

Jean-Baptiste Renom, soldado de la 3ª compañía del 3er batallón del 28º de Infantería de Línea.

François Coignaud, soldado de la 2ª cía, del 2º bon. del 6º de Infantería Ligera.

Joseph Rapello, soldado de la 2ª cía, del 1er bon. de la Legión Hannoveriana.

Jean Bade, brigadier del 20º de Dragones.

Jean Portail, soldado del 20º de Dragones.

Jean Cognau, soldado de la 8ª cía del 20º de Dragones.

François Joseph Lefèbvre, soldado del 26º de Infantería de Línea.

Stéphan Valentine Cena, soldado del 103ª de Infantería de Línea.

Jean Pierre Poncet, soldado, "vino muerto de Salamanca".

Antoine Marechal, soldado, "vino en el convoy de enfermos".

Monsieur Azemar, cirujano del cuartel general de la Armée de Portugal.

El último registro que hace López en los libros de su parroquia data del 25 de marzo de 1813, dos días después de que el rey José Napoleón I trasladara su cuartel general de Madrid a Valladolid. Es casi seguro que el cura de Cantalapiedra terminara uniéndose a la desbandada general de los franceses hacia Vitoria y los Pirineos a finales de mayo de 1813.

Al respecto de los regimientos a los que pertenecían los soldados nombrados puedo deciros que en esos meses:

El 22º de Línea formaba parte de la Brigada Taupin de la 1ª División de 8º Cuerpo de Ejército al mando del general Junot.

El 26º de Línea
formaba parte de la Brigada Simon de la 3ª División de 6º Cuerpo de Ejército al mando del mariscal Ney.

El 28º de Línea
formaba parte de la Brigada Ménard de la 1ª División de 8º Cuerpo de Ejército al mando del general Junot.

El 66º de Línea
formaba parte de la Brigada Ferey de la 3ª División de 6º Cuerpo de Ejército al mando del mariscal Ney.

El 6º de Ligera
formaba parte de la Brigada Maucune de la 1ª División de 6º Cuerpo de Ejército al mando del mariscal Ney.

La Legión Hannoveriana estaba encuadrada junto al 26º de Línea.

El 103º de Línea es el único regimiento que no formaba parte de la Armée de Portugal del mariscal Masséna.

El 20º de Dragones estaba adjunto al estado mayor de la Armée de Portugal.

Por las fechas, teniendo en cuenta que el 6º Cuerpo de Ney abrió la primera paralela frente a Ciudad Rodrigo el 15 de junio de 1810, es muy probable que todos estos soldados resultaran enfermos o heridos durante el sitio de esa fortaleza y que fueran trasladados hasta Cantalapiedra. Pero la pregunta es por qué se hizo tal cosa, teniendo en cuenta que hay unos 150 kilómetros entre esas dos localidades salmantinas. Quizá fuera porque en Cantalapiedra había un cura afrancesado dispuesto a dar sepultura en sagrado a los soldados invasores...

Y esto me lleva a hacer otra pregunta, a ver si alguien puede darnos algún dato al respecto. Una vez me contaron que hace muchos años en la iglesia de Cantalapiedra se podía ver una bandera francesa de la época napoleónica, pero no sé nada más. ¿Alguien vivo la llegó a ver?, si es que existió...

En la imagen botones de uniformes franceses, entre ellos uno del 66º de Línea, regimiento al que pertenecían dos de los soldados enterrados en Cantalapiedra.

jueves, 27 de agosto de 2009

¿Es la Batalla de Salamanca?


Este grabado lo encontré en Londres hace ya un par de años. El dueño de la tienda me dijo que era una "printing proof", es decir, una prueba de imprenta, ya que no tiene todavía puesto ni el título ni la fecha y está impreso en un papel de más gramaje que el habitual empleado para los grabados. No obstante, en la esquina inferior izquierda se puede ver escrito a mano el apellido "Evêque".

Henri L'Evêque (1769-1832) fue un artista Suizo que estuvo por España en los primeros años del siglo XIX y que se estableció en Londres en 1812 para ponerse al servicio de la propaganda de guerra británica. Ahí inició su producción de grabados dedicados a las victorias de Wellington en la Guerra Peninsular. Tengo los de las batallas de Talavera y Vimeiro y sospecho que ésta pueda ser una prueba de imprenta de un grabado dedicado a la Batalla de Salamanca que no he visto nunca, no sé si porque nunca se llegó a imprimir para su venta o porque no lo he visto conservado en ninguna de las colecciones de esta temática más importantes ni reproducido en ningún libro, y os aseguro que creo tener toda la bibliografía al respecto.

Al fondo se ve un
skyline que se asemeja bastante al de Salamanca. En primer plano, en el centro, hay una figura que, sin duda, es Wellington, acompañada de un oficial y de un Light Dragoon británico (se le conoce por el casco Tarleton) que nos muestra la grupa de su caballo con la cola cortada al estilo de las tropas de caballería de esa nación. Por la izquerda se aproxima a Wellington una unidad de bigotudos jinetes cuya nacionalidad no puedo identificar, pero que no parece británica, puesto que las colas de sus caballos se mantienen sin cortar. El oficial de esta unidad de caballería (probablemente Dragones portugueses) se dirije hacia Wellington para recibir órdenes. Por la derecha se aproxima hacia Wellington un cabo de Light Dragoons (dos galones y casco Tarleton) al frente de lo que parece una columna de prisioneros franceses (van desarmados y se ve claramente un águila en sus morriones). A la derecha se ve a un batallón británico de infantería perfectamente formado y con sus bayonetas caladas. Entre la ciudad y el primer plano se ve cómo se va desarrollando la batalla. En primer plano también se ve un árbol que representa de forma muy realista una encina típica del campo de batalla de Los Arapiles. Éste me parece un dato interesante porque en otros grabados la vegetación representada más bien parecen plantas exóticas que especies propias de la península Ibérica. Ascendiendo hacia el cielo se ven las típicas nubes de humo que se pueden ver en todos los grabados de batallas de L'Evêque.

En fin, no sé, aquí lo dejo, a ver si alguien me puede ofrecer algo de luz sobre este viejo pedazo de papel que me encontré en una polvorienta tienda del centro de Londres hace un par de años. No sé si me voy a llevar una decepción o una gran alegría, pero necesito saber más. Estoy seguro de que el profesor Conrad Kent, especialista en estampas y grabados dedicados a Salamanca, nos podría echar una mano con sus amplios conocimientos y con sus ojos acostumbrados a observar hasta el más mínimo detalle en grabados como éste. Y que él me perdone si he dicho alguna inexactitud o tontería en esta entrada.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Retrato en miniatura del mariscal Marmont






El Blog de la Colección Martínez Lanzas-de las Heras me ha proporcionado una imagen del mariscal Marmont que no conocía en una miniatura en acuarela y guache sobre marfil de 51x51 mm, fechada hacia 1812 y de autor desconocido.

http://colecciondeminiaturas.blogspot.com/2009/01/la-miniatura-francesa-poca-imperio-1804.html

Lo que daría por tener en mi colección la miniatura del retrato de Wellington hecha en Plasencia, que ya hemos presentado en una entrada anterior, y esta otra joya. Son maravillosas, espero que en el 200 aniversario de la Batalla de Los Arapiles las podamos ver juntas en una exposición en Salamanca. Quizá Eloy nos quiera contar algo más al respecto de esta miniatura y de la de Wellington: cómo supo de ellas, cómo las consiguió... En este retrato Marmont luce la Estrella de la Legión de Honor y la casaca azul oscuro de mariscal del Imperio, decorada con hojas de roble bordadas en oro. No puedo dar explicación de la banda en color azul cielo, puesto que lo que solía portar un mariscal era una banda roja de la Legión de Honor. Quizá pertenezca a otra condecoración y alguien pueda iluminarnos al respecto. El ejército francés en la batalla de Los Arapiles, la Armée de Portugal, estuvo al mando del mariscal Auguste Fréderic Louis Viesse Marmont. Marmont era un soldado veterano que había participado en varias campañas. En 1796 fue nombrado edecán de Napoleón y junto a él luchó en Italia hasta 1796, año en el que fue enviado de vuelta a París acompañando a las banderas capturadas a los austriacos en esa campaña. En 1798 se unió a Napoleón en su expedición al Oriente y luchó en el asedio de Alejandría y en la batalla de las Pirámides. La campaña de Egipto terminó en desastre, y el ejército francés fue abandonado a su suerte por Bonaparte, que regresó a Francia con un grupo selecto de oficiales entre los que se encontraba Auguste Marmont. Amigo íntimo de Bonaparte, Marmont participó en el golpe de estado de Brumario y fue nombrado Consejero de Estado por el que hasta entonces había sido su comandante en jefe, ahora Primer Cónsul. En 1800, Marmont estaba al mando de la artillería en la batalla de Marengo. Demostró tal pericia en el uso de los cañones que fue ascendido a general de división con sólo veintiséis años. En 1805, recibió el mando del II Cuerpo de la Grande Armée y luchó en Ulm y Weyer antes de ser trasladado al frente italiano. En 1806, fue designado gobernador general de Dalmacia y expulsó a los rusos de Ragusa, acción por la que se le concedió el título de Duque de Ragusa en 1808. Al año siguiente, de nuevo luchando en Italia y en Croacia al mando del IX Cuerpo, fue herido. Una vez recuperado, marchó al frente del Danubio y permaneció en la reserva durante la batalla de Wagram. Unos días después, su brillante actuación en el combate de Znaim le hizo ganar el bastón de mariscal. Después de dos años de servicio en Iliria, en abril de 1811 Marmont fue llamado para sustituir a Ney, que en ese momento se encontraba al mando del VI Cuerpo integrado en el ejército con el que Masséna había intentado hacerse con Portugal y fracasado estrepitosamente. Apenas un mes más tarde sustituiría a Masséna al frente de la Armée de Portugal. La tarea que tenía ante él en ese momento era inmensa: el ejército de Masséna no solo acababa de ser derrotado en Fuentes de Oñoro, sino que estaba además, al borde de la inanición. Pero el entusiasmo y la diligencia de Marmont lograrían levantar la moral de sus nuevos soldados. Consiguió un avituallamiento efectivo de las tropas, abolió la organización en Cuerpos y reestructuró el ejército formando divisiones independientes (gracias a lo cual su autoridad sobre la tropa sería más directa) y envió de vuelta a Francia a varios generales veteranos que estaban resentidos por tenerse que someter al mando de un hombre más joven. Marmont pronto demostró su capacidad al mando del ejército: su rápida marcha para ayudar a Soult en junio de 1811 obligó a Wellington a levantar el sitio de Badajoz. Unos meses después tendría que luchar la que iba a ser su primera y última batalla como comandante en jefe en la Península: Salamanca.


Patrick Curtis o Patricio Cortés


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Este Blog hace también las veces de una especie de consultoría napoleónica, así que hoy me han preguntado al respecto del personaje de Patrick Curtis (1740-1832), al que los salmantinos rebautizaron como Patricio Cortés. Don Patricio, un cura irlandés, era catedrático de astronomía en la Universidad de Salamanca y rector del Colegio de los Irlandeses de la misma ciudad en los tiempos de la invasión napoleónica. Esos eran sus oficios conocidos, puesto que también actuaba como jefe de una red de espías que se extendía por toda la Península, con agentes destacados en los pasos pirenaicos, que facilitaba valiosísima información a Lord Wellington. Aunque los franceses llevaban tiempo sospechando del irlandés, no fue hasta después de la Batalla de Los Arapiles, al dejarse ver en público con el Lord, cuando descubrieron que el curita no eran tan inofensivo como pretendía aparentar. Cuando las tropas napoleónicas recuperaron Salamanca en noviembre de 1813, Don Patricio tuvo que poner pies en polvorosa. Wellington le facilitó cartas de recomendación y el sacerdote vivió plácidamente en Dublín con una generosa pensión del gobierno británico hasta el año 1819, año en el que fue recomendado al Papa, probablemente a instancias de Wellington, para el puesto de arzobispo de Armagh y primado de Irlanda. Desde su puesto defendió con vehemencia los derechos de los católicos irlandeses frente a la mayoría protestante del Reino Unido. Patrick Curtis, más conocido por los salmantinos como Patricio Cortés, murió de cólera en Drogheda el 26 de agosto de 1832, a la edad de 92 años.
William Bradford, un capellán inglés que pasó por Salamanca en noviembre de 1808 integrado en el ejército de Sir John Moore hizo un retrato del personaje que podéis ver en esta entrada junto al comentario, incluidos en el libro Sketches of the Country Character and Costume in Portugal and Spain made during the campaign, and of the route of the British army in 1808 and 1809.
Bueno, en realidad os incluyo la traducción al español que hice del comentario para el volumen que acompaña a la edición facsímil de ese libro, que se hizo con mi ejemplar de la edición de 1810 con el título William Bradford: Viaje por España y Portugal.
Quisimos, a través de esta lámina, que representa la indumentaria habitual del clero español, dar a conocer a un hombre respetable y altamente considerado en Salamanca: el doctor Curtis. Este eclesiástico, tan famoso por sus conocimientos como estimado por sus virtudes morales, ha encabezado durante mucho tiempo y con muchos honores el seminario irlandés; tiene ahora más de setenta años y, como dejó muy joven Irlanda, su patria, ha adoptado las costumbres del país de adopción sin perder la vivacidad que caracteriza a sus compatriotas. En general, se le conoce y se le estima por los servicios que rindió al ejército inglés en su conjunto y a algunos individuos que lo formaban, así como por las ventajas que los generales ingleses obtuvieron de su profundo conocimiento de la lengua y la tierra españolas. Cuando los asuntos de España tomaron un camino desfavorable, pareció olvidarse de sí mismo para dedicarse exclusivamente a sus alumnos; y cuando vio que sus estudios se interrumpían y que su estancia en Salamanca se hacía peligrosa, pidió para ellos la protección del general inglés, que los colocó en el ejército al que siguieron hasta Inglaterra en el momento de la retirada. No se sabe con exactitud cuál ha sido la suerte de este digno director, pero es de esperar que haya encontrado un lugar seguro en España o un asilo honorable en su patria.

martes, 25 de agosto de 2009

Lanceros de Castilla


Ya os he hablado en alguna ocasión del Blog de mi amiga Francisca Martín, que ha dedicado muchas horas a investigar los libros de las parroquias de Salamanca. Gracias a su paciente trabajo se están pudiendo recuperar los nombres de algunos componentes del Regimiento Lanceros de Castilla, comandado por el famoso Don Julián Sánchez "El Charro". A continuación os muestro un listado que espero que podamos ir completando poco a poco con el tiempo y entre todos los que puedan colaborar.

Este es el enlace al Blog de Francisca:

http://lazarzapumareda.blogspot.com/

Esta entrada viene ilustrada con una acuarela conservada en The Royal Library de Berkshire, cuyo autor es Denis Dighton y que representa a un Lancero de Castilla en 1812.


LANCEROS DE CASTILLA

D. Julián Sánchez “El Charro” natural de de Muñoz (Salamanca) nacido en 1774 (bautizado el 3 de Junio de 1774).

Alonso, Domingo, Sargento Primero, natural de Retortillo (Obispado de Ciudad Rodrigo), fallecido en Calvarrasa de Arriba (Salamanca) en un “encuentro con los franceses el 18 de febrero de 1812, en el Monte de los Perales”.

Alonso, Pedro, natural de Villar de Peralonso (Salamanca), Cabo Primero de la Primera Compañía del Regimiento de Lanceros de Castilla, fallecido el 7 de Octubre de 1811 en Lumbrales.

Arroyo, José, natural de Buenamadre (Salamanca), fallecido en Villares de Yeltes el 1 de Agosto de 1811, (“soldado de la Partida de D. Julián”).

Bergaño Bergaño, Domingo: Teniente Coronel del Regimiento de Infantería de Granaderos de Castilla en 1812. (Infanteria, 1780, Noble. Expediente Matrimonial en el Archivo Gral. Militar de Segovia)

Blanco, Pedro

Cabero Martín
, Manuel, fallecido en Retortillo (Salamanca) el 24 de Febrero 1812, hijo de Antonio Cabero y de María Martín Pacho, Soldado del Regimiento de Lanceros del 4º Escuadrón, duodécima Compañía.

Calderón, Manuel

Cilleros, Francisco
, natural de Muñoz (Salamanca), cuñado de Julián Sánchez García (El Charro).

Díaz, José

Egido
, Juan

Francisco
(de nombre, se desconoce el apellido) de tierra de Valencia, fallecido en Ituero de Huebra el 9 de Marzo de 1810, en el Libro de Difuntos figura como “de la Partida de D. Julián”).

Fraile, Marta (esposa de uno de los lanceros y autora de alguna hazaña)

García, Alonso

García, José, natural de Rollán (Salamanca)

Garcia, Paulino, Oficial de Batallón de Lanceros.

Gascón - Puerto Vicente, Ambrosio, natural de Mogarraz (Salamanca), nacido el 12 de Octubre de 1777 (tío de Ambrosio Martín Gascón, también de Mogarraz).

Gutierrez Gómez, José, Sargento del 2º Regimiento Lanceros de Castilla (natural de Boada)

Gutierrez, Julián (Caballería, 1808 - Honrada. Archivo Gral. Militar de Segovia).

Hernández González, Fabián, nacido en Vega de Tirados (Salamanca), fallecido en Villar del Rey el 4 de Junio de 1811, hijo de Manuel Hernández y de Josefa González (de Tirados).

Hernández Martín, Mateo, nacido el 10 de marzo de 1786 en Rollán (Salamanca) y fallecido el 12 Enero de 1810.

Letona, N. Subteniente de los Lanceros de Castilla, hermano del Arzobispo de Tuy, sobrino del Obispo de Orense, sobrino del Gral. Fco. Ramón Eguía y Letona y primo del Catedrático Domingo Letona.

Lorenzo Isidro, Carlos, fallecido en Tremedal de Tormes el 8 de Noviembre de 1809, natural de Mieza, hijo de José Lorenzo y de Magdalena Isidro.

Martín Gascón, Ambrosio, Teniente Coronel del Regto. de Lanceros de Castilla, nacido en Mogarraz (Salamanca) el 5 de Junio de 1787.

Martín, José (ayudante de D. Julián (El Charro), acaso también natural de Muñoz (Salamanca).

Martín Villoria, José, natural de La Vídola (Salamanca), soldado del Primer Rgto. de Caballeria de Lanceros de Castilla.

Metzguer Rufi, Juan, aparece en los Expedientes del Archivo General Militar de Segovia como: “Caballería, 1811. Honrada”. Es uno de los hombres de “El Charro”, antes de la Guerra trabajaba en los almacenes Böhl y Cía. de Valladolid.

Miguel Hernández, Rafael, Sargento del Primer Regimiento de Lanceros de Castilla, natural de Sando (tierra de Ledesma), contrae matrimonio en Ciudad Rodrigo el 10 de Junio de 1813. (ingresó en Caballería en 1795, Honrada).

Mings Sterubit, Antonio (checo)

Miñambres Martín, Ramón (Ingresó en Caballería en 1809. Hidalgo).

Moñita Calzada, Pablo Baltasar, natural de Monterrubio de la Sierra (Salamanca), nacido en 1777.

Morales Barrientos, Domingo, natural de Buenamadre, casado con Josefa Sánchez García (hermana de El Charro, es decir, cuñado de D. Julián Sánchez).

Morales, José

Moreno, Alejo
, natural de Muñoz (Salamanca). (Ingresó en Caballería en 1808. Noble).

Moronta, José, Capellán de Lanceros de Castilla (Sacerdote).

Ortiz, Cristóbal, Sargento de la Cuarta Cía. de Lanceros de Castilla, natural de Totana (Murcia), el 11 de Noviembre de 1812 se encontraba en Boada (Salamanca).

Pascua Merino, Antonio, natural de Mieza, contrajo matrimonio en Mieza el 5 de Junio 1812.

Ramos, Francisco, Capellán del Primer Regimiento de Lanceros de Castilla (Sacerdote).

Rodríguez García, José, Teniente de Lanceros, natural de Monleras (Salamanca), nacido el 23 de Agosto de 1786. (Caballería, 1809).

Rodríguez Laso, Fernando

Romeral, Fray Diego del, Monje Jerónimo, Capellán de la Partida de Caballería al mando del Teniente Coronel D. Julián Sánchez "El Charro".

Sánchez, Baltasar, natural de Iruelos.

Sánchez Peramato, Andrés, natural de Vilvis (Salamanca). Aparece en el Libro Sacramental como Confirmado en Vilvis, el 31 de mayo de 1789.

Serrano, José

Sierra, Fernando
, natural de Santa María de Sando - Ledesma (Salamanca), falleció en Abusejo el 30 de Enero de 1812. viudo.

Sierra, Francisco, Capitán, natural de Cardes (Asturias), fallecido en Salamanca el día 5 Enero de 1814. Aprox. a la edad de 40 años.

Sierra, José

Triguero, Esteban

El Lleona de Tarragona

Esta entrada se la dedico a mi amigo Françesc Pintado, en recuerdo de otro Françesc, tarraconeneses los dos, como mi madre.

Un carretero de El Vendrell facilitó a Agustina de Aragón las balas que forzaron la huida francesa

JOSE RICO
BARCELONA

Fuente: El Periódico de Catalunya

La web del Ayuntamiento de El Vendrell (Baix Penedès) reserva un rincón para destacar los personajes ilustres de la ciudad. En la lista se encuentran figuras como Andreu Nin y Pau Casals, pero nada se dice de Francesc de Riera Soldevila (1778-1857). Cierto es que pocos que lean o escuchen este nombre sabrán que se trata de un héroe de la guerra de la independencia española –o guerra del francés–, y menos que fue él quien, dos siglos atrás, situó en los anales de la historia nada menos que a Agustina de Aragón. Porque su famoso cañonazo, que motivó la huida de las tropas napoleónicas en pleno asedio de Zaragoza, no hubiera sido posible si este carretero tarraconense no le hubiera proporcionado algo indispensable: la munición.

Cinco generaciones más tarde, los descendientes del héroe se esfuerzan desde hace años para que la historia haga justicia con su pariente. Un monolito inaugurado el mes pasado, además de una calle, recuerda la gesta de Riera en el municipio que le vio nacer y del que partía en sus continuos viajes a Madrid. Se ocupaba de transportar personas y todo tipo de mercancías en su carruaje, pero los bandoleros convertían su trabajo en un oficio de gran riesgo. Sin embargo, Riera nunca perdió una sola carga, motivo por el que se le apodaba el Lleona.

Junio de 1808. De regreso a Barcelona, el carretero hizo una parada para visitar a su hermano en una Zaragoza de la que la gente más bien huía. En medio del continuo bombardeo de los franceses, el Ejército español le confiscó las balas de algodón que portaba en el carro y le reclutó para abastecer de armamento a la diezmada infantería.

Sin atender los consejos para que abandonase la ciudad –«¡Catalán, no entre!», le gritaban–, Riera reunió provisiones y, valiéndose de triquiñuelas para engañar al enemigo (giró las herraduras de sus caballos para simular pisadas saliendo de la localidad, cuando en realidad entraba), logró llevar las nuevas balas, esta vez de fusil, hasta un rodeado Portillo. Allí solo resistían un teniente coronel, dos paisanos y una joven, también catalana, Agustina Saragossa Domènech.


Solo cuatro personas y un cañón. El Lleona cargó las balas y Agustina prendió la mecha que hizo la epopeya. Una intensa ráfaga de más de 500 balas de plomo bastó para causar la retirada de las aturdidas tropas de Napoleón. Agustina se ganó para siempre el apellido de Aragón, además de títulos y condecoraciones que la elevaron a heroína de gran valor. Riera solo obtuvo un diploma firmado por el general Palafox tras salir a hombros de Zaragoza entre gritos de «¡Viva el catalán!», según las crónicas de la época. No quiso más reconocimientos. «Solo he cumplido con mi deber», argumentó.

Los cuadrinietos de el Lleona conservan todavía las cartas manuscritas y el diploma del general Palafox que Riera llevaba siempre en el bolsillo para poder acreditar sus méritos allá donde le fueran requeridos. De regreso a Catalunya, aún tuvo tiempo de participar en la defensa de Tarragona y Tortosa. En definitiva, un héroe discreto.

En la foto Françesc de Riera en una foto conservada por Montse Riera.

lunes, 24 de agosto de 2009

El ejército del mariscal Masséna en 1810


Hoy me preguntaron el estadillo de las fuerzas imperiales al mando del mariscal Masséna en 1810. La información está en muchas partes, aquí la dejo, por si le es de utilidad a alguien más, extraída de mi librito Ciudad Rodrigo 1810. El desafío de Herrasti.

Armée de Portugal (estadillo a mediados de enero de 1810)

Comandante en jefe: mariscal André Masséna
Jefe de Estado Mayor: general François Nicolas Fririon
Subjefe de Estado Mayor: general Delosne
Comandante en jefe de la artillería: general Éblé
Comandante en jefe de ingenieros: general Lazowski
Intendente general: inspector Lambert

2.º Cuerpo de Ejército (general Reynier) – 18.830 hombres
Comandante de la artillería: general Tirlet
Comandante de ingenieros: jefe de batallón Brulley
Jefe de Estado Mayor: coronel Marbot

1.ª División (general Merle) – 18.830 hombres

Brigada Sarrut
2.º Léger (4 bons.)
36.º Ligne (4 bons.)

Brigada Graindorge
4.º Léger (3 bons.)
15.º Ligne (3 bons.)

2. ª División (general Heudelet) – 8.472 hombres

Brigada Foy
17.º Léger (3 bons.)
70.º Ligne (3 bons.)

Brigada Arnaud
31.º Léger (4 bons.)
47.º Ligne (3 bons)

División de caballería ligera (general Pierre Soult) –1.093 hombres
1.º Húsares, 22.º Cazadores, 8.º Cazadores, Cazadores Hannoverianos

División de Dragones (general Lahoussaye)
17.º, 18.º, 19.º y 27.º de Dragones

Artillería, tren de artillería, ingenieros – 794 hombres

6.º Cuerpo de Ejército (mariscal Ney) – 39.572 hombres
Comandante de la artillería: coronel Charles Étienne Ruty
Comandante de ingenieros: jefe de batallón Couché

1.ª División (general Marchand) – 7.177 hombres

Brigada Maucune
6.º Léger (dos bons.)
69.º Ligne (tres bons.)

Brigada Marcognet
39.ºLigne (tres bons.)
76.º Ligne (tres (bons.)

2.ª División (general Mermet) – 7.585 hombres

Brigada Bardet
25.º Léger (dos bons.)
27.º Ligne (tres bons.)

Brigada Delabassée
50.º Ligne (tres bons.)
59.º Ligne (tres bons.)

3.ª División (general Loison) – 14.587 hombres

Brigada Simon
26.º Ligne (cuatro bons.)
82. º Ligne (cuatro bons.)
Légion du Midi (medio bon.)
Légion Hanovrienne (dos bons.)

Brigada Ferey
32.º Léger (un bon.)
66.º Ligne (tres bons.)


División de Caballería (general Lorges) – 2.616 hombres
3.º Húsares, 15.º Cazadores, 15.º y 25.º Dragones

Artillería, tren de artillería, ingenieros – 1.230 hombres

Refuerzos en ese momento en marcha de Bayona a Salamanca – 6.298 hombres

8.º Cuerpo de Ejército (general Junot) – 37.337 hombres
Comandante de la artillería: general Foucher
Comandante de ingenieros: coronel Valazé
Jefe de Estado Mayor: general Pierre Boyer

1.ª División (general Clauzel) – 10.777 hombres

Brigada Ménard
19.º Ligne (un bon.)
25. º Ligne (un bon.)
28.º Ligne (un bon.)
34.º Ligne (un bon.)

Brigada Taupin
22.º Ligne (cuatro bons.)
75.º Ligne (un bon.)

2.ª División (general Lagrange) –10.343

32.º Ligne (un bon.)
46.º Ligne (un bon.)
58.º Ligne (un bon.)
65.º Ligne (cuatro bons.)
121.º Ligne (un bon.)
122. Ligne (un bon.)
2.º Léger (un bon.)
4.º Léger (un bon.)
12.º Léger (un bon.)
15.º Léger (un bon.)

3.ª División (general Solignac) – 8.074 hombres

15.º Ligne (2 bons.)
47.º Ligne (2 bons.)
70.º Ligne (2 bons.)
86.º Ligne (2 bons.)
Regimiento Irlandés (2 bons.)
Regimiento de Prusia (2 bons.)

División de caballería (general Ste. Croix) – 5.479 hombres
Tres brigadas provisionales de dos escuadrones cada una del 16.º de Dragones

sábado, 22 de agosto de 2009

Exposición "La Ciudad frente a Napoleón. Bicentenario del Sitio de Ciudad Rodrigo de 1810"


De mayo a diciembre de 2010 se podrá ver en distintas salas del Palacio de Los Águila de Ciudad Rodrigo una exposición titulada "La Ciudad frente a Napoleón. Bicentenario del Sitio de Ciudad Rodrigo de 1810". La muestra estará comisariada por José Ramón Cid Cebrián, que contará con el asesoramiento técnico de Françesc Pintado i Simó y de Manuel Delgado y Sánchez Arjona.

José Ramón Cid Cebrián es miembro del Centro de Estudios Mirobrigenses y uno de los más respetados expertos en folclore e historia local de la comarca de Ciudad Rodrigo. Puedo añadir que he compartido con él muy buenos momentos al tiempo que trabajábamos juntos en asuntos como los actos divulgativos del paso de los ejércitos napoleónicos por la comarca de El Rebollar en 1807 o la exposición "Sitios Napoleónicos. Ciudad Rodrigo y la Guerra de la Independencia en el grabado antiguo".

Françesc Pintado i Simó es un experto en armamento de la época napoleónica, y no solamente porque atesore una gran colección de sables y fusiles, sino porque durante muchos años participó en competiciones de tiro con armas de avancarga. En varias ocasiones he hecho referencia a su Blog, una auténtica enciclopedia del tema.


Manuel Delgado y Sánchez Arjona es un gran conocedor del arte del grabado de temática militar. Don Manuel participó en los actos conmemorativos del 150 aniversario del primer sitio de Ciudad Rodrigo, por lo que es un honor y una suerte volverle a ver en los actos del 200 aniversario.


Así que ya sabéis, compraos ya la agenda del 2010 y apuntad una visita a un Ciudad Rodrigo que a su encanto habitual sumará el próximo año un buen número de actos e iniciativas relacionadas con la divulgación histórica.

Acompaño esta entrada con un grabado publicado en 1818 que representa la entrada de Lord Wellington en Ciudad Rodrigo el 20 de enero de 1812.

viernes, 21 de agosto de 2009

Bicentenario de la Guerra de la Independencia: septiembre de 1809

1 de septiembre
El general francés Verdier interrumpió el sitio de Gerona, alejándose de sus murallas para contrarrestar las maniobras del general español Blake dirigidas al auxilio de esa ciudad.

6 de septiembre
Verdier retomó el sitio de Gerona capturando la posición extramuros de Nuestra Señora de los Ángeles; un destacamento francés fue derrotado en las cercanías de San Gregorio por un grupo de Miqueletes, y el comandante, el general Dominique Joba, resultó muerto.

9 de septiembre
George Canning dimitió como ministro de asuntos exteriores de Gran Bretaña, puesto que ocupaba desde el 15 de junio de 1808.

11 de septiembre
Verdier retoma el asedio de Gerona con todas las consecuencias.

16 de septiembre
El mariscal Soult fue nombrado jefe de estado mayor del Rey José en sustitución del mariscal Jourdan, que volvió a Francia, tras haber presentado oficialmente su dimisión el 31 de octubre.

19 de septiembre
El asalto francés a Gerona fracasó. Verdier renunció al mando y el general Gouvion St. Cyr, que había estado al frente de la fuerza de cobertura del sitio, le sustituyó.

26 de septiembre
Las columnas de infantería y de suministros enviados en auxilio de Gerona al mando del general español Henry O'Donnell fueron interceptadas por los franceses frente a las murallas.

Spencer Perceval se convirtió en primer ministro de Gran Bretaña en sustitución de Portland, que llevaban en el cargo desde el 24 de marzo de 1807.

EN SALAMANCA:

El 9 de septiembre comenzó su actividad la logia masónica del VI Cuerpo de Ejército del mariscal Ney en el Colegio Viejo (Actual Palacio de Anaya-Facultad de Filología). Se decía que algunos salmantinos participaban en las tenidas.

El día 2o de septiembre se cerraron todos los conventos de frailes. El día 21 se trasladaron los cuerpos de San Juan de Sahagún y de Santo Tomás de Villanueva a la Catedral. A mediados de mes los regimientos franceses de Dragones 3º y 6º se unieron a la división del general Millet, sumando un total de entre 12.000 y 15.000 hombres. Entonces los franceses tapiaron las puertas de Toro, San Vicente, Villamayor y la de los Milagros con la piedra que tenía la anteportada del templo de San Bernardo, que la derribaron por entonces. El día 23 de septiembre el mariscal Ney marchó a Madrid con el 6º regimiento de Dragones.


Los trabajos que estoy usando para las entradas de cronología de la Guerra de la Independencia son

HAYTHORTHWAITE, Philip The Peninsular War. THe Complete Companion to the Iberian Campaigns 1807-1814. Brassey's Almanac.

ZAONERO, Joaquín Libro de Noticias de Salamanca que empieza a rejir el año de 1796. Edición Crítica de Ricardo Robledo. Librería Cervantes.


jueves, 20 de agosto de 2009

Retratos en miniatura de la época napoleónica


Hoy, de una forma un tanto traumática, he dado con un Blog dedicado al coleccionismo de retratos en miniatura de la época napoleónica. Digo traumática porque su autor, Eloy Martínez Lanzas de las Heras, me ha acusado en un comentario introducido en este mismo Blog de haberle plagiado una entrada relativa a un retrato en miniatura de Wellington. Y el caso es que me ha acusado con razón, porque era cierto, imagen y texto estaban sacados de su Blog, aunque la culpa no ha sido mía. No quiero dar más explicaciones porque hay un asunto feo detrás, ya que me parece que alguien ha intentado venderme algo que no es suyo y que además no tiene, pero ya no me sorprende, porque esto del coleccionismo de cosas antiguas está peor que nunca, por lo menos por lo que respecta a que te la intenten meter doblada. Es lo que tiene que las cosas se pongan de moda con efemérides bicentenarias y demás.

En fin, que lo interesante es que visitemos el Blog

http://colecciondeminiaturas.blogspot.com

que es digno de admiración tanto por la belleza de las piezas expuestas como por la consistencia y profundidad de los artículos.

Acompaño esta entrada con el autorretrato en miniatura de Eloy Martínez Lanzas de las Heras, que encabeza el perfil de su Blog.

26 de agosto de 1809



El general británico Arthur Wellesley (1769-1852), enviado por su gobierno para apoyar a portugueses y españoles en su lucha contra las tropas napoleónicas, recibió sus primeros títulos nobiliarios: Barón de Duero y Vizconde de Wellington.

El retrato de Sir Arthur Wellesley que incluyo en la entrada fue realizado en la localidad extremeña de Plasencia, el 15 de julio de 1809. Tanto la imagen como el texto que siguen provienen del Blog de Don Eloy Martínez Lanzas de las Heras, coleccionista de retratos en miniatura de la época napoleónica e historiador del arte.

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En mayo de 1809, Wellesley regresaría de nuevo a Portugal, tras la desafortunada campaña de Sir John Moore en España, convertido en jefe de las fuerzas británicas en la Península, derrotando al mariscal Soult en Oporto el 12 de mayo de 1809. Sir Arthur, nombrado jefe de las fuerzas aliadas anglo-portuguesas antes de lanzarse en persecución de los ejércitos franceses, espera varios días en Abrantes, ciudad portuguesa próxima a la frontera con España, donde aprovecha para organizar su ejercito en varias divisiones. El motivo de la espera era el retraso de los envíos de calzado y vestuario, del dinero para atender a los pagos retrasados y de los refuerzos prometidos que se esperaban de Lisboa. Al fin las tropas británicas y lusitanas se ponen en marcha el 28 de junio , con cerca de 21.000 hombres de los 33.000 efectivos que componían el ejercito británico en la Península. El día 30 dejan atrás la Beira Baixa, última ciudad portuguesa, y tras vadear el rio Erjas pasan la frontera adentrádose en tierras españolas el 3 de julio, al encuentro del general Don Gregorio García de la Cuesta, comandante del ejército de Extremadura.

El día 9 de julio entran en Plasencia, tras pasar por Zarza la Mayor y Galisteo con gran sigilo mientras, al norte, en el valle del Duero, se concentraban los cuerpos de los mariscales franceses Soult, Ney y Mortier con un ejército de 50.000 hombres, amenazando el flanco izquierdo del avance aliado sobre Talavera mientras el mariscal Víctor se trasladaba a esa ciudad para tomar posiciones. Plasencia era un enclave estratégico de las comunicaciones entre Castilla y Extremadura y paso obligado de las tropas que bajaban desde Castilla a través del puerto de Baños con dirección a Extremadura y viceversa. Plasencia sufriría durante la guerra de la Independencia, además de pérdidas humanas, múltiples humillaciones., aparte de la práctica devastación de su agricultura y ganadería y la ruina económica de sus habitantes. En Plasencia las tropas británicas fueron recibidas por la población con vítores y muestras de alegría y las autoridades placentinas se prestaron a darles alojamiento y entregarles las escasas provisiones que quedaron después del paso de las tropas francesas del general Lefèbvre meses atrás por la ciudad , dejando tras de sí un panorama desolador. Raciones de harina, carne, paja y cebada y acopio de provisiones, de carros y animales de tiro, les fueron entregados a los que consideraban liberadores del yugo francés. Las tropas británicas en aquel caluroso verano, acamparon en la Isla, donde el río Jerte a los pies de la ciudad se bifurca formando una isla de denso arbolado y a lo largo de la explanada adyacente al acueducto, en la parte alta de la ciudad. Allí se incorporaron el primer batallón del 61º regimiento de línea y el 23º regimiento de Dragones ligeros, causando gran alborozo y curiosidad entre los placentinos por la multitud de caballos y jinetes desplegados en línea e infantes con aquellos uniformes vistosos de color rojo. En esta localidad, Sir Arthur y su estado mayor pernoctaron unos días antes de iniciar el día 18 de julio su marcha al encuentro del ejército de Extremadura y de su comandante, el general Cuesta, que acampaban en Casas del Puerto de Miravete para preparar el plan de operaciones y la distribución de fuerzas conjuntas. Por fin, entre los días 27 y 28 de julio de 1809, en las llanuras de Talavera, se entablarían los choques entre los ejércitos aliados comandados por Sir Arthur Wellesley y las tropas francesas del mariscal Víctor, con mejor suerte para los primeros. Wellesley recibió el título de Lord Wellington y Vizconde de Talavera, recompensado además con la orden del Toisón de Oro y la Gran Cruz de San Fernando por el Parlamento Constituyente, máximo órgano rector de España en aquel momento.

En el transcurso de esta corta estancia en Plasencia debió de fraguarse el retrato que disponemos. Vemos a un hombre joven vital de 40 años de edad, rubicundo, de pelo castaño rojizo, ojos azules, rostro curtido y enrojecidas mejillas por una actividad al aire libre de agotadoras marchas y contramarchas bajo el sol abrasador de aquel verano de 1809. Solo la despejada frente del estratega militar permanece blanca por la protección que ofrece el bicornio militar. Su rostro joven no ha adelgazado ni se han agudizado sus rasgos faciales, más sobresalientes en retratos posteriores; por ejemplo, sus pómulos no aparecen tan pronunciados como serían con el paso de los años, debido a una mala salud dental que, con la caída prematura de sus piezas bucales, provocaría un hundimiento de las mejillas y el resalte de los pómulos.

Este retrato en miniatura se ejecuta antes de la batalla de Talavera cuando Wellesley solamente era comandante en jefe del ejército anglo-portugués (no sería nombrado generalismo de los ejércitos españoles hasta finales de 1812) y como tal se hace retratar vistiendo el uniforme de gala de mariscal del ejército portugués. El retrato, a pesar de su deficiente dibujo, construcción del cabello y formación del lóbulo visible de la oreja, tiene una gran similitud en su construcción con el que hiciera Goya en Madrid dos años después, en de agosto de 1812. Aunque con uniformes distintos, no puede ser casual la forma en que entra la luz y rebota en el rostro. Las zonas de sombra y luz en el rostro y el punto de vista son coincidentes.

Desgraciadamente, el autor del retrato no nos es conocido, seguramente realizado en un momento de descanso de Sir Arthur Wellesley por algún pintor aficionado militar portugués, pero que no sabremos nunca si lo realizaría a petición del propio Sir Arthur o sacado a sus espaldas, mediante un rápido esbozo al que después acabaría dándole la forma definitiva durante la campaña, o bien en su hogar una vez acabada la contienda. No resulta extraño que el retratista fuese un no civil. Han sido muchos los militares que han practicado el arte del retrato en miniartura, especialmente los del arma de ingenieros y artillería. Para el levantamiento de planos topográficos de terrenos, ejecución de puentes para vadear ríos, construcciones militares de todo tipo, conocimientos físicos y matemáticos para el cálculo de las trayectorias de obuses, etc, se requería de una gran formación en las técnicas del dibujo, que se aprendían en las escuelas militares. Muchos oficiales han sido excelentes dibujantes y tenemos constancia que algunos hicieran retratos en miniatura a compañeros y jefes para enviarlos como recuerdo a sus familiares más allegados, como así nos señala François Pupil en su catalogo razonado de las miniaturas conservadas en el Museo Histórico de la Lorena en Nancy, donde se conservan una importante colección de retratos en miniaturas de militares de época napoleónica.